Saturday, December 23, 2017

Introducción

HONDURAS 2030

Honduras es una república democrática en el corazón de Centro América. Su extensión territorial de 112,492 km² colinda al norte y al este con el mar Caribe, al sureste con Nicaragua, al sur con el golfo de Fonseca, al suroeste con El Salvador, y al oeste con Guatemala. Su capital política es el Distrito Central (formado por las ciudades de Tegucigalpa y Comayagüela) y su capital industrial es San Pedro Sula.​ Honduras está organizada en 18 departamentos, y su población supera los 10 millones de habitantes, provenientes de diferentes grupos étnicos.

Aunque hoy parezca increíble, a la vuelta del siglo XXI Honduras era conocida mundialmente como una nación subdesarrollada, violenta, y corrupta. Su milagrosa transformación vino a cabo a partir del fenómeno conocido como “el Nuevo Amanecer” de la segunda década del siglo XXI.​

En el momento más oscuro de su historia, y gracias al trabajo espiritual que años atrás hicieran los “abridores de pozos”, la tierra hondureña se encontró lista para ser anegada por las aguas profundas del Espíritu Santo. Dios levantó un nuevo ejército de intercesores caracterizado por la inclusión de mujeres, jóvenes, y niños, en todo el territorio nacional. Organizados en “compañías”, los guerreros de oración aprendieron a orar con mayor profundidad y revelación divina. Cuando tres y hasta cuatro generaciones se alinearon para profetizar, inició el proceso de sanidad de la tierra.

Tras ellos vino el cambio de la adoración bajo diseño. Por toda la república se establecieron altares de adoración; y los adoradores llegaban hasta ellos por aire, tierra y mar. Hubo altares de adoración esporádicos, así como sitios establecidos como lugares de adoración exclusivamente. Cada canto hecho en prisión redundó en terremoto de liberación; cada canción de júbilo, en libertad para el pueblo. Así, Honduras en sí se convirtió en un gran altar nacional que atrajo la gloria de Dios y activó el mayor avivamiento de la historia hondureña.

Luego vino una ola de evangelización que llevó las buenas nuevas de salvación por todo el territorio nacional. La voz de los evangelistas llenó los parques, los buses, las calles, y las plazas. Volvieron a escucharse las canciones del Cristo que sana, libera, y salva. Niños y jóvenes, mujeres y varones, pobres y ricos, eran liberados de enfermedades y de todo tipo de opresión demoniaca. En todo lugar había milagros; jóvenes y viejos igualmente eran bautizados por el Espíritu Santo.

La tierra había sido arada, sembrada, fertilizada y regada. La semilla germinó, creció y dio su fruto. Cuando los campos estuvieron listos, vino la cosecha más grande de la historia de la República de Honduras. La ola de salvación no fue determinado por el gobierno, pero la ola de salvación llegó hasta el gobierno.

Las esferas políticas y judiciales fueron sacudidas. El Señor sacó de las cuevas a todas las zorras que habían dañado Su viña. Como con una escoba, barrió en todos los edificios gubernamentales - debajo de las alfombras, en las esquinas, y en los rincones. Su ola de purificación derribó la corrupción del gobierno y del sacerdocio que se había alineado con los carteles criminales. El Señor levantó una estructura completamente nueva. Una nueva Honduras.

El Nuevo Amanecer introdujo una era de paz y justicia social nunca antes vista. En medio del jubileo hondureño surgieron economistas que entendieron cómo sanar la economía. La condonación de deudas internas quebró en Honduras el ciclo de pobreza, y redundó en una condonación de deudas externas que precipitó el ciclo de abundancia. El nuevo plan económico erradicó la miseria así como las ganancias deshonestas, reduciendo la otrora descomunal brecha entre ricos y pobres.

El territorio de Honduras es muy variado - desde montañas y elevadas planicies hasta llanos y valles - cruzados por ríos más o menos caudalosos y algunos navegables. En el pasado fueron muchos los estragos de los huracanes, las inundaciones y de las sequías. Pero con el “Nuevo Amanecer” aun la precipitación se reguló y la tierra fue liberada de la maldición. La productividad de los valles aumentó exponencialmente, dando como resultado no sólo el incremento de las exportaciones y la prosperidad de los agricultores, sino también la implementación de estándares de responsabilidad ecológica y social por encima de los requerimientos mundiales. Pero quizás su mayor beneficio es el que se dio en la forma de una seguridad alimentaria accesible para todo el pueblo.

Esto redundó a una mejor alimentación, mejores sistemas de salud, y a la niñez de mayor capacidad de aprendizaje del hemisferio occidental. El sistema educativo se alineó a un nuevo mercado estudiantil así como a la necesidad de formar estudiantes que pudieran desarrollarse en nuevas tecnologías. Los currículos de educación pública incorporaron materias empresariales, así como todo tipo de avances en medios de comunicación y de creatividad artística.

Entonces se activó a una nueva generación de empresarios. La inspiración divina les trajo grandes innovaciones tecnológicas y propiedad intelectual capitalizable. La dirección divina los llevó a abrir nuevos negocios, nuevos rubros, y nuevos mercados.

En la tercera década del siglo XXI, exploradores hondureños encontraron yacimientos de plata y otros minerales en las montañas. De allí que surgieran las estructuras para la correcta explotación minera que hoy son modelo para muchas naciones.

También la industria pesquera tuvo un renacimiento en Honduras y las exportaciones se multiplicaron considerable pero sosteniblemente. Los hondureños aprendieron a aplicar las mejores prácticas a través de diferentes rubros, de manera que aun sus actividades tradicionales - agricultura, comercio, manufacturas, finanzas, y servicios públicos - vieron un beneficio compuesto.

Con todo esto, Honduras fue levantada como nación modelo sobre Centroamérica y entre las naciones. Al ver las maravillas que Dios hacía con Honduras, el mundo se apresuró a establecer con ella tratados comerciales que contribuyeron a darle al lempira el valor que hoy le asegura un lugar como una de las monedas más fuertes y estables del mundo.

Honduras vino a ser conocida como el país más evangélico y honesto de América Latina, y los indicadores de prosperidad y desarrollo de los organismos financieros internacionales la respaldaban como un ejemplo a imitar. De aquí que los confines de la tierra recibieran con brazos abiertos a los millares de misioneros que salieron de Honduras a partir de la tercera década del siglo XXI.

San Pedro Sula, en el pasado conocida como la ciudad más violenta del mundo, vino a ser un ícono de paz y consuelo; de progreso y prosperidad sin límites. A 20 kilómetros al sureste, La Lima es una pequeña ciudad de 100,000 habitantes. Fue declarada "ciudad faro" por los principales organismos culturales mundiales, por haber dirigido en la oscuridad a miles de familias hondureñas y por su papel protagónico en la intercesión y adoración del “Nuevo Amanecer” en Honduras.

En el extremo este del casco urbano de La Lima hay un asentamiento llamado simplemente Campo Dos. Ahí se encuentra la sede de la tribu de adoradores que sirvió de crucial instrumento en la restauración de la República de Honduras. Ésta es su historia…

1 comment:

  1. Lo tengo grabado y ahora que lo puedo leer me alegro mucho. Yo veré eso.

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