Thursday, December 14, 2017

Epílogo (parte 2)

Número DOS: Pueblos, aldeas y caseríos.
Hay miles de pueblos, aldeas y caseríos en Honduras. Decenas de miles. No estaba perfectamente claro de qué insinuaba el Señor al mencionármelas, pero tenía una idea. Pero así como cuando no sabes si es en broma o es en serio...

Pero la mañana después de los altares de Adoremos en Honduras 2016, tras desayunar en nuestro hotel de La Esperanza, Abbie comenzó a conversar con una desconocida, como suele hacer con frecuencia la gente con don de gente. En la plática surgió nuestro motivo de estar en esa ciudad. La señora resultó ser una empleada del gobierno que trabaja precisamente con estadísticas de pueblos, aldeas y caseríos a nivel nacional, y prontamente le ofreció a Abbie acceso a ciertas bases de datos. Abbie llegó a la habitación emocionada a contarme de la conexión divina, mientras yo me enteraba que el Señor no había estado bromeando.

Así que temprano del año 2017, me reuní con los chicos, como todos los sábados. Les contaba lo que el Señor me había estado hablado, pero esta vez había algo significativamente distinto. No sólo porque nuestras mentes no alcanzan a entender la noción de miles y miles de altares. Sino porque teníamos la clara convicción de que el ciclo anterior había concluido y habíamos entrado en uno nuevo. Esta ronda incluiría una nueva curva de aprendizaje.

Honduras tiene una extensión territorial de 112,492 kilómetros cuadrados, divididos en 18 departamentos, 298 municipios, 3,731 aldeas y 30,591 caseríos. Sentimos la dirección del Espíritu Santo a concentrarnos en el departamento de Cortés, y programamos visitas a Peña Blanca y El Venado para los primeros meses del año.

Desde hacía algún tiempo, los chicos venían expresando su nostalgia por las primeras misiones, cuando viajábamos todos juntos. Pero ya no son colegiales que pueden darse el lujo de irse por todo un fin de semana, como lo hacían antes. Así que agendamos las misiones para día sábado, saliendo temprano y regresando antes de anochecer. Aun así, nos resultó imposible ir todos juntos en estas excursiones.

Igual, aprendimos mucho. Aprendimos que los espíritus territoriales de los pueblos son diferentes a los de las ciudades, y que las batallas son distintas. Ahí se brega con la sucia, el duende, y el cadejo. Con diferentes manifestaciones de pecado. Con iniquidades de otra índole. Pero lo que permanece constante, es que el Señor se quiere glorificar ahí también.

Si de por sí algunos municipios no tienen parque central, peor en la mayoría de los pueblos. Esto más, algunos ni siquiera tienen iglesia. O cristianos. A este nivel, la dinámica será obviamente distinta. ¡Hay aldeas donde primero habrá que llevar el Evangelio!

Para las vacaciones de Semana Santa, organizamos un retiro para compartir con otros lo que el Señor nos estaba enseñando. Repartimos municipios de Cortés entre los pastores de iglesias MUNA, y asignamos nuestras aldeas a los miembros de IPV. Planteamos el plan general de conquista, en el entendido de que cada aldea es tan diferente que cada quien tiene que aprender a depender del Espíritu Santo para saber qué hacer. Es un tiempo para activar los dones espirituales.

Aunque Adoremos se concentraría en el departamento de Cortés por un tiempo, extendimos a nuestros colaboradores el desafío de tomar sus departamentos o municipios. Pero deberían tomarlo sólo aquellos que oyeran la voz de Dios para hacerlo, y tendrían que operar bajo las instrucciones que el Señor les diere directamente. La Biblia nos enseña que los seres humanos tenemos la tendencia a poner caudillos entre nosotros y Dios, pero que Su deseo es hablar con todos cara a cara.

Número TRES: La bola de boliche.
Lo tercero que el Señor me mostró antes de los altares del 2016 vino en una visión. En ella, un jugador de bolos se acercaba a la raya y soltaba la bola sobre la pista. Eso era todo. Pero entiendo claramente lo que significa. (El Señor habla como Él quiere, y siempre es elocuente.)

No pretendo decir que fuimos los primeros en levantar altares en Honduras. Pero sí creo que tuvimos un impacto. Espiritual, primeramente, pero a nivel eclesiástico también. Sin embargo, nunca el plan fue edificarnos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo, y hacernos un nombre. Lo que el Señor nos dio, lo hemos anunciado entre nuestros hermanos. Lo hemos soltado. La bola está en juego.

Sin duda hay otros a los que el Señor tiene haciendo cosas similares. Tu Reino Aquí, por ejemplo, es un joven ministerio interdenominacional que está levantando altares de diverso calibre, mayormente en la zona norte de Honduras. En el 2016, la Asociación de Pastores y Ministros Evangélicos de San Pedro Sula nos invitó a apoyar su proyecto Valle de Sula, Un Altar, cuya meta es levantar altares en cada barrio del Valle de Sula, el primer sábado de cada mes. Además de enviar intercesores y adoradores a Canal 39 para la cobertura en vivo de los altares, enviamos equipos de entrenamiento a las iglesias que se iban sumando.

De hecho, cuando programamos los altares del 2017, fijamos la fecha para el sábado, 7 de octubre. Fue la primera vez en mucho tiempo que lo hacíamos en día sábado. En parte fue porque los lugares eran más cercanos, y la gente podía ir y venir el mismo día. Pero también porque los altares de Valle de Sula, Un Altar y los nuestros se sumarían, indistinguibles los unos de los otros.

Si de verdad queremos ver que el Reino de Dios se establezca en Honduras, tenemos que renunciar a nuestros reinos personales. Después de todo, los reinos de este mundo son todos de Dios y de Su Cristo. Pero para que Él sea Señor en todo, tengo que rendirle mi trono.

El apóstol Pablo escribió que Cristo mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio. (Ef, 4:11-12) La obra del ministerio es, pues, de todos los santos - sin importar los títulos. Eso te incluye a ti.

Si este libro es el Volumen 3 de las crónicas de la transformación espiritual de Honduras, entonces el Volumen 4 se escribirá cuando la iglesia aprenda a moverse en concierto con el Espíritu Santo. Cuando cada santo hijo de Dios ande por el Espíritu, se moverá donde el Espíritu Santo dirija y hará lo que Él diga. Entonces seremos una verdadera orquesta, con distintos instrumentos, pero un sólo Director. Y cuando menos acordemos, habrá dos o tres, verdaderamente comprometidos con el Nombre del Señor Jesucristo, en cada pueblo, aldea y caserío de nuestro país.

Entonces veremos la gloria del Señor sobre Honduras.

No sé tú, pero yo estoy muy expectante de ese día. Mientras llega... adoremos.

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