Thursday, August 31, 2017

18 ALTARES (parte 5)

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A inicios del 2013, Hermano Rigo y Hermana Emma nos convocaron a los pastores de las diferentes congregaciones bajo MUNA a una importante reunión. Como sucedió en Génesis 49 cuando Jacob marcó el destino profético de sus hijos, ellos marcaron los destinos ministeriales de sus hijos espirituales y los rebaños que presidimos. Cada quien recibió una palabra que le direccionaría y le capacitaría espiritualmente para alcanzar su meta. Toda congregación que invoca el nombre del Señor debe ser conocida por su santidad y amor, por predicar el evangelio del Reino de Dios y por su comunión con el Espíritu Santo; pero también es cierto que cada congregación tiene su distintivo.

A IPV La Lima le tocó una hermosa heredad: la ADORACIÓN PROFÉTICA. Así como la tribu de Judá fue conocida por el linaje real y Benjamín por sus honderos zurdos, nuestra congregación llevaría el distintivo de la adoración profética.

A nivel práctico, eso significaría dos cosas importantes. Primero, que ya sabíamos cuál era el curso que debíamos tomar conforme a nuestra herencia espiritual en Cristo y como descendientes de MUNA. Segundo, que habría muchas otras cosas buenas que podríamos hacer, pero nuestra fuerza no estaría allí.

Si bien todo hijo de Dios debe buscar mantener la comunión con el Padre a través de Jesucristo y por su Espíritu Santo, la demanda es mayor para los adoradores proféticos, pues nadie podrá ser ni adorador ni profético si no pasa tiempo en el secreto de Dios. ¿Quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó? (Jer. 23:18) Y esta palabra, tenemos que vivirla, pues Dios no busca oidores de su Palabra, sino hacedores.

Sin fruto del Espíritu, no hay adoración.

Para los verdaderos adoradores no es suficiente sólo ir al culto; ellos son culto. Viven bajo una plena conciencia de la presencia de Dios en sus vidas y están totalmente abandonados a los deseos del Padre. En casa, en la calle, en el trabajo, y hasta en el cine, ven la obra del Señor manifiesta. Los verdaderos adoradores están arruinados a favor de Dios; no sirven para nada más que para vivir para la gloria de Su nombre.

No son buenos para pecar. Son malos mentirosos, pésimos chismosos, y como ladrones dan lástima; porque sus miembros están apartados para glorificar a Cristo. Sus mentes están siempre tramando cómo ser más exagerados en exaltar al Rey de la gloria. ¿Y si lo doy todo? ¿Y si canto más fuerte? ¿Y si me quedo quieto sólo contemplando la hermosura del Señor? ¿Y si le ayudo a mi enemigo? ¿Y si vuelvo a empezar? ¡Ah – qué necedad! Esa gente está tan centrada en Dios, que hasta caen mal. (Al menos a todos los que no son como ellos.) Tales adoradores busca el Padre que le adoren.

Donde hay verdadera adoración profética, nos concierne aprender a manifestarlo. Y para ello, las artes son un medio maravilloso. Sea con canto, danza, o música; pintura, teatro, o cualquier otro medio. Es menester que busquemos honrar al Señor con nuestro arte. Ministrando al Señor, sí; pero también tocando el corazón de los hombres de una manera que los guiará hacia el Señor. Aquel que nos dio la vida merece que gastemos nuestra vida para Él. Expresaremos nuestro amor con cantos, danzas, ofrendas, gritos, actos especiales y todo cuanto el Espíritu Santo ponga en nuestros corazones… Porque Él es digno.

Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado en la ciudad de nuestro Dios. (Salmos 48:1) Obviamente el salmista cantaba de Jerusalén; pero sé que nosotros podemos creerlo para nuestras ciudades. Porque así como la hermosura de la santidad del Santo de Israel hermosea tu rostro cuando le adoras en intimidad, hermosea tu casa cuando le adoras en tu casa, hermosea el templo cuando le adoramos en el templo, y hermosea la ciudad cuando le adoramos en la ciudad.

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Decidimos aprovechar el feriado de semana santa del 2013 para visitar tres ciudades del occidente de Honduras en una sola gira.

Santa Rosa, Copán
23-25/03/13
Los Pastores Andrés y Fidelia Chavez nos recibieron en las instalaciones de CEFAD, asentadas sobre una loma con vista a buena parte de la ciudad. Como muchos pastores que nos recibían en estas visitas, ellos conocían a Hermana Emma desde hacía años. Más importante aún, todos la tienen en alta estima - como persona y como ministro del Señor.

Por las mañanas impartimos el seminario Adoremos, y por las tardes impartimos talleres - incluyendo danza profética. En los diferentes talleres con los cantores compusimos Yo Me Propongo HoyTú Reinas Hoy, y Tu Presencia.

Los permisos para el uso del parque central eran siempre tramitados con tiempo antes de salir en misión, y Santa Rosa no era la excepción. Tuvimos nuestra primera noche de altar sin percance. Pero el día siguiente llegó noticia de la municipalidad.

La iglesia católica siempre hace procesiones los días de semana santa, y querían que canceláramos nuestro altar. ¿Por qué?, protestamos. ¿Acaso no teníamos un permiso firmado con antelación? Sí, pero es que la iglesia católica siempre ha hecho esta procesión...

En vista de que la procesión marcharía por la calle junto al parque, ni siquiera ocuparía el mismo espacio físico nuestro. Así que acordamos que instalaríamos nuestro equipo, pero que lo encenderíamos hasta que la procesión hubiese pasado. Era eso, o que nos cancelaran el altar.

Encontramos espíritus afines en Gabriela Chávez (hija de los pastores) y su prima Marjorie. Cuando nos despedimos, sabíamos que querríamos mantener contacto con ellas.

Ocotepeque, Ocotepeque
26-27/03/13
Colindando con Guatemala y con El Salvador, Ocotepeque es la cabecera más occidental de Honduras, y en algunos sentidos, la más olvidada. Nos recibió el presidente de la Asociación de Pastores, el Pastor Jesús Machado, quien curiosamente es oriundo de La Lima y pariente de nuestra Hermana Ninfa. Pero quizás quien más le sacó provecho a nuestra visita fue el Pastor Rafael Castellanos.

Durante el seminario, decidí hacer una demostración. Llamé al frente a una chica con pelo pintado de rojo. Se llamaba Alejandra, y puse mi Biblia en sus manos. Con el Salmo 121 abierto y Aldo tocando un giro armónico en el teclado, Alejandra debería cantar las palabras del salmo con la melodía que el Espíritu Santo pusiera en su corazón. Aunque accidentado al principio, ése fue el inicio de lo que llegaría a convertirse en nuestra canción Jehová Es Tu Guardador.

Resulta que Alejandra era hija del Pastor Rafael. Años atrás, ella era la líder de alabanza de la iglesia. Ciertas situaciones la habían descalificado del ministerio, y desde entonces ya no cantaba en la iglesia. Su padre era el más conmovido, oyéndola cantar:
     Alzaré mis ojos a los montes;
     ¿De dónde vendrá mi socorro?
     Mi socorro viene de Jehová,
     Que hizo los cielos y la tierra.

Por la tarde conduje un taller con Pastor Rafael y otros hijos suyos. El Señor le dijo a uno de ellos que Él cumpliría su propósito en nuestras vidas, y ahí escribimos Jehová Cumplirá. Los otros equipos compusieron Salmo 100 y Ninguno Hay Como Tú.

Para una de las comidas, los pastores nos prepararon un viaje especial a la finca de un feligrés. La comida y el paisaje estuvieron exquisitamente campestres. De postre, comimos alfeñique producido en el trapiche de la misma finca. Fue tan deleitoso que algunos del equipo me convencieron de que no tenían labores en los talleres de la tarde, y se quedaron a descansar mientras los demás volvimos a la ciudad a enseñar.

Por dos noches, adoramos al Señor en el parque. Una de mis memorias más cálidas de esa visita consiste en el Pastor Rafael y sus hijos, cantando juntos al Señor. Jehová cumplirá su propósito en mí.

Gracias, Lempira
28-30/03/13
En Gracias nos recibió el Pastor Arturo Perdomo, quien es algo así como un cacique en la zona. Nos alojó en el Eco-turismo Monte Horeb, propiedad del hermano Willy Vásquez. El lugar es espléndido para reposar. Tiene barracas y cabañas, hamacas y piscina, y un restaurante donde le ponen a uno las tortillitas directo del comal. El hermano Willy y su esposa atienden personalmente el negocio con calidez y esmero. Mejor atendidos no podíamos estar.

Pero el Pastor Arturo nos tenía malas noticias: Como era semana santa y mucha gente iba de paseo, nos canceló el seminario y los talleres. Los altares seguían en pie para las noches, pero tendríamos que buscar algo más que hacer durante el día.

Confieso que no me gustó la idea. Después de todo, andábamos en una misión espiritual, no paseando. Pero, ¿qué podía hacer?

Luego nos dijeron que cerca quedaba La Campa, hogar del canopy más extremo de Centro América. ¿Qué podía hacer? Nos fuimos a La Campa y nos tiramos del canopy, atravesando el cañón colgados de las líneas que una y otra vez lo cruzan. Ha sido mi única experiencia en canopy, y reconozco que no lo habría hecho si el Pastor Arturo no hubiese cancelado las actividades.

Y los altares de la noche hicieron más que compensar. Hubo una robusta asistencia, con gente de todas las edades y de diferentes estratos sociales y de distintos trasfondos religiosos. Recuerdo que mientras unos cantábamos y danzábamos con gran algarabía, un anciano oraba calladamente, de rodillas y con sus manos alzadas al cielo. En ese parque, era como si todos realmente éramos una sola familia, alabando y adorando a un solo Dios.

Ha sido uno de los altares más preciosos de los que he tenido el privilegio de ser parte. Y no puedo ni por un momento decir que fue por mi brillante enseñanza durante el seminario.

Wednesday, August 23, 2017

18 ALTARES (parte 4)

Yoro, Yoro
7-9/08/12
Llegamos a la repostería de la Pastora Julissa de Paz en el centro de Yoro. Éste negocio - no un templo en sí - es su centro de operaciones. Ahí recibe al forastero, alimenta al hambriento y atiende al necesitado. Luego de recibirnos, alimentarnos y atendernos, nos llevó a su casa, donde nos hospedaríamos.

El seminario y los talleres se impartieron en las instalaciones de Ministerio La Cosecha. Entre los participantes había personas de notable ejercicio musical. Un pequeño niño que tocaba guitarra con un son que ninguno de nuestro equipo podía replicar. Una chica cantaba con una voz angelical que emergía dulcemente de entre su deteriorada dentadura. Y un par de abuelas y su sobrina armonizaban con la misma naturalidad con la que respiraban. Aunque el trasfondo de todos ellos era empírico, su técnica era nítida y al estilo propio de las regiones montañosas de nuestro país.

Con ellos escribimos Te Damos GloriaMi Anhelo y Mi Canción, y Gritando Con Júbilo. Algunas de las grabaciones que hicimos in situ quedaron tan bien que las incluiríamos en producciones futuras. También escribí una melodía en inglés, titulada Blue Skies que permanece escondida hasta el día de hoy.

Cuando llegamos al parque central, los muchachos encargados del sonido estaban en un pequeño aprieto. Habían instalado el equipo de sonido en dirección de la concurrencia ya presente, la cual se había acomodado donde había bancas. El sitio era descubierto, y había amenaza de lluvia. Además, la estatua de algún santo patronal se levantaba justo en medio de la zona, de manera que el altar al Dios invisible tomaría más bien el sentido de una coronación al patrono.

Pero a escasos metros había una zona columnada, tapada parcialmente con enredaderas naturales. Ubicamos los instrumentos eléctricos en los costados más protegidos y cercanos a la toma de energía. A los otros costados asignamos los instrumentos acústicos y micrófonos inalámbricos. Todos los que no estuvieran asignados a uno de los anteriores, nos ubicaríamos al centro. El posicionamiento de los parlantes no fue convencional, pues convergían hacia el centro, convirtiendo toda la zona en escenario. Pero apoyaba así la noción de que esto no era un concierto para un auditorio, sino que los asistentes nos uníamos para brindar un concierto al Señor.

Pequeños y grandes, expertos o novatos; todos participamos, rotándonos las funciones. Los altares de Yoro quedaron grabados en mi corazón como un maravilloso ejemplo de un pueblo unido en sencillez de corazón para adorar al Dios verdadero.

Fue en Yoro donde por primera vez recibimos una ofrenda para el proyecto de levantamiento de altares en Honduras. Que el Señor lo tenga en Su memoria, y bendiga Yoro.

Trujillo, Colón
2-4/11/12
En la ciudad costera de Trujillo fuimos recibidos por el Pastor Bruno Leoni; muy probablemente el pastor más caballeresco que jamás conocí. Alto y delgado, vestía pantalones oscuros y camisa de rayas finas. Portaba el bigote a-la-Pedro-Infante y lentes sobrios sobre ojos sabios. De modo mesurado y amable, parecía más el retrato de un banquero. El Pastor Bruno nos atendió muy finamente, alojándonos en un hotel y llevándonos a comer a un restaurante o a la cafetería de unos hermanos en la fe.

Dado que Trujillo queda algo retirado de La Lima, nuestra programa asumía que la primer actividad sería el altar de la primera noche. En mi experiencia, es mucho más fácil conocer a la gente primero en el contexto del seminario y talleres, pero en este caso no fue posible. La gente que llegó al parque esa primera noche, no sabía exactamente qué esperar. Pero logramos, por la gracia del Espíritu Santo, conectarnos y adorar juntos al Señor.

El día siguiente arrancamos con el seminario. Para nuestra grata sorpresa, algunos hermanos garífunas de Sangrelaya llegaron para acompañarnos. Durante los talleres vespertinos escribimos:
  1. Mi Alma Te Anhela
  2. Mi Rey, Mi Dios
  3. Digno, Digno Eres Tú
  4. Por Los Siglos de Los Siglos
Nuestros anfitriones arreglaron para que conociésemos la base naval durante el receso previo al altar de la segunda noche. Pero mientras andábamos en eso, comenzó a lloviznar. La llovizna se tornó lluvia, y nos acortó el paseo. Rumbo de regreso, la lluvia creció en tormenta eléctrica y produjo un apagón en todo Trujillo.

La gente asumió que suspenderíamos el altar de esa noche y se quedó en casa. La noche nos encontró bajo un árbol del parque central - los principales pastores de Trujillo, unos garífunas, y unos limeños - adorando juntos al Señor de Salmos 65:9.
     Visitas la tierra, y la riegas;
     En gran manera la enriqueces;
     Con el río de Dios, lleno de aguas,
     Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.

Hay un instrumento de percusión llamado cajón. Es muy útil y versátil. Si observas el nuestro, notarás que tiene algunos parchos inflamados en los costados. Fue la lluvia de Trujillo.

La Esperanza, Intibucá
30/11/12 - 2/12/12
La Esperanza fue un ejercicio en singularidades. Nuestro anfitrión era oficialmente la Asociación de Pastores. A mi familia y a mí nos pagaron habitación en un hotel, pero el resto del equipo tuvo que instalarse en otro. El seminario y los talleres no se dieron en un templo, sino en las instalaciones de la municipalidad que consiguió el Pastor Carlos Madrid, a quien conocía por referencia de Hermana Emma. Curiosamente, él no tenía una congregación en el sentido tradicional, sino que reunía gente en los bajos de la municipalidad para lo que llamaba Escuelas de Milagros. No tenía templo. Ni siquiera vivía en La Esperanza, sino en Yamaranguila.

Fue la primera vez que tanta gente de IPV nos acompañaba - tantos que mejor alquilaron un busito. Pero el hecho de que hubiesen muchos misioneros no necesariamente se traduce en una multiplicación de tareas, sino que el mismo número de tareas se distribuye entre un número mayor de colaboradores. Más allá del punto de equilibrio, aparecen los tropiezos y la distracción.

Cuando hacemos talleres, no se trata en sí de escribir una canción. La dinámica es, más bien, orar con oídos atentos a "lo que el Espíritu dice a la iglesia". Si logramos discernir la voz de Dios para el espíritu de esa ciudad, y si podemos escribir una canción fiel a esa Palabra, entonces podremos enseñarle a la iglesia a cantarla, multiplicando así el potencial de impacto.

En mi experiencia, el proceso es más fácil a solas, pero es más dinámico con otra persona. El intercambio es más rico entre dos o tres. Pero cuatro suelen ya ser demasiados.

Aquellos talleres en las áreas verdes de la muni fueron, pues, extrañamente improductivos. Los encargados de dos de los grupos consideraron sus talleres infructuosos. Otro produjo una canción basada casi textualmente en el Cántico de Ana del primer libro de Samuel. Pero las líneas "Jehová mata, y él da vida; Él hace descender al Seol, y hace subir" no forman buen material para un himno congregacional. Finalmente, el taller que yo presidí tampoco concluyó, pues terminamos con sólo media canción acerca del profeta Eliseo. (Posteriormente - a solas - la transformaría en Dios de Esta Nación, basada en la escena del profeta Elías en el Monte Carmelo; pero sería casi dos años más tarde.)

Pero mientras nosotros luchábamos en el jardín, Abbie estaba impartiendo talleres de danza y banderas en el salón. Ésas actividades sí se benefician de un mayor número de personas, así que fueron de gran bendición; en especial para una pastora que había soñado con esa impartición.

En su buen deseo de recibirnos con lo mejor, los pastores contrataron un equipo de sonido excesivo para las actividades de la noche. Durante la tarde, la compañía de sonido instaló una barrera impresionante de enormes parlantes a ambos flancos del escenario. El sonidista, quizás acostumbrado ya a tanta potencia sonora, no se percató de que sus pruebas de volumen iban a dar directo a la iglesia católica a sus espaldas. No tardó mucho en salir el párroco a quejarse - y con razón, diría yo. Pero el sonidista no respondía a nadie más que a sus superiores, y siguió con lo suyo. Resulta ser que el párroco se quejó con el alcalde, y éste salió furioso a decirle al sonidista que si no le bajaba el volumen de inmediato, nos suspendería la actividad de la noche.

Al oeste de La Esperanza se encuentra "la gruta" - una pequeña caverna natural que ha sido convertida en altar de veneración en el culto católico. Bajando de la gruta por una escalinata, se llega al inicio de la calle que prácticamente divide las ciudades gemelas de La Esperanza e Intibucá, pasando por el cuartel general, el parque central, y  la catedral.

Una de las noches, estábamos adorando al Señor en el parque cuando vimos pasar por la mencionada calle una procesión. Seguramente provenían de la gruta, cargando la imagen de María o alguno de los santos venerados en el catolicismo. Aunque el escenario mundial catalogue como cristianos a estos y aquellos, no pude evitar notar la gran diferencia: Unos empecinados en adorar a un Dios invisible, y otros en venerar una imagen.

La Esperanza es una de las ciudades más frías de Honduras, y ese mes de diciembre la temperatura llegó a ocho grados centígrados. Sin duda, la brisa en el parque hacía que se sintiera más frío aún. Con los dedos entumecidos, apenas podía tocar la guitarra. Pero adoramos al Señor. Simplemente porque Él es digno.

La mañana de ese domingo en que regresamos a casa, Hermana Emma se encontró con un culto raleado. Y cuando preguntó por qué no vino éste o aquél, la respuesta que encontró fue que andaban en La Esperanza con Adoremos. Así que llegamos a casa a encontrarnos con una nueva ordenanza: Con la excepción del equipo básico de Adoremos, nadie podía faltar a la reunión general de MUNA por andar en una de nuestras misiones.

Thursday, August 17, 2017

18 ALTARES (parte 3)

Los Pastores Castellanos fueron más que comprensivos. No sólo cancelaron las actividades de los próximos dos días, sino que nos ayudaron a aprovechar el resto de nuestra estancia, consiguiéndonos una casa al pie de Pico Bonito. No era una casa habitable en sí, pero la ubicación era magnífica. Atravesando unos piñales, se encontraba lo suficientemente cerca del monte como para hacernos sentir que estábamos en la naturaleza; mientras que estaba los suficientemente cerca a La Ceiba como para regresar al final de la tarde para dormir en la ciudad.

Ese fin de semana al pie de Pico Bonito terminó siendo un retiro para el equipo. Nos la pasamos orando entre la flora, componiendo en pequeños grupos, y grabando en la planta baja de la deteriorada casa que una vez fue parte de la infraestructura del piñal. Por mi parte, en lugar de ponerme a componer personalmente, esta vez hice lo que muchas veces Hermana Emma había hecho conmigo. A cada grupo le asigné un estilo musical y un tema o pasaje bíblico, y los solté a que oraran, leyeran y compusieran. Los chicos de Adoremos lideraban cada taller, mientras que yo sólo me paseaba de grupo en grupo, ayudando dónde me ocuparan. Así escribimos:

  1. Te Vengo a Celebrar
  2. Ayer, Hoy y Siempre
  3. Qué Buena Onda Es Mi Dios
  4. Precioso Emanuel
  5. Eres Maravilloso
  6. Arco Iris
  7. Yupi

Después de la segunda tarde en Pico Bonito no regresamos a dormir a La Ceiba, sino que nos venimos a casa. Pero sabíamos que tendríamos que volver a La Ceiba a levantar el altar que el Señor quería.

Santa Bárbara, Santa Bárbara
31/07/12 - 2/08/12
En vista de que habíamos sobrevivido una misión con un niño, a Santa Bárbara llevamos cinco. Por supuesto que es más complicado, pero si esperamos a que nuestros hijos sean adultos maduros antes de involucrarlos en misiones ministeriales, un futuro incierto aguarda.

Nos recibió el Pastor Saúl Medina, presidente de la asociación de pastores. No nos conocíamos antes, y al parecer tampoco teníamos amigos en común. Nos llevó a un templo de segunda planta donde aguardaba nuestro almuerzo. El resto de las comidas serían en un restaurante justo frente a nuestro hotel.

Dicho hotel era más bien un hospedaje, pero quedaba muy bien ubicado - a unas pocas cuadras del parque central. Inmediatamente después del garage para un carro, unas pocas gradas daban al lobby que cumplía doble función como pulpería. De ahí se subían unas escaleras empinadas, con cuidado de no golpearse la frente en el mal diseñado corte del entrepiso. Al final del estrecho pasillo, esquivando las unidades de aire acondicionado que enfrían las habitaciones a costa de calentar el pasillo, estaban nuestras habitaciones. Milagrosamente habían logrado meter dos camas matrimoniales y un catre unipersonal para mi familia, vestidas con sábanas descombinadas excepto por el hecho de que eran translúcidas de tanto uso y lavado. El baño no tenía ventana ni ventilación artificial; sólo una amplia apertura superior que comunicaba al dormitorio, como para hacer público cualquier olor y sonido.

No deja de ser incómoda la manera en que gestionamos estas visitas. Al menos para mí. Personalmente, preferiría pagar mi propia alimentación y hospedaje en el restaurante y hotel de mi elección. Pero no es la manera en que el Señor nos dijo que debíamos hacer esto. Nos envío a la antigua: El obrero es digno de su salario.

El procedimiento era el siguiente: Nos comunicábamos con el presidente de la asociación de pastores de la ciudad - fuese personalmente, a través de un pastor amigo en la ciudad, o mediante emisario. A veces tenía que hacerse todo a larga distancia. De la mejor manera posible, le explicábamos a la asociación lo que iríamos a hacer y en qué fechas. El entrenamiento sería gratuito y dirigido a cantores, danzores y músicos. El altar sería gratuito y abierto para todos. Nuestro equipo pagaría su propio transporte, pero solicitábamos que la asociación se ocupara de nuestra alimentación y hospedaje.

Considerando que Santa Bárbara no es una ciudad grande, y que las asociaciones de pastores no tienen presupuesto para recibir equipos misioneros que se auto-invitan, diría que no nos fue mal. Además, el café era insuperable.

La asistencia a las actividades diurnas fluctuaba de una hora a otra. Era como si la gente llegaba a medir de qué se trataba, pero sin compromiso. Un tecladista que quería clases avanzadas no tuvo la paciencia de esperar a que midiéramos el nivel de los más jóvenes para adecuar la clase, y prefirió marcharse. No obstante, logramos entrenar a algunos santabarbarenses, además de algunos de nuestra propia congregación que andaban en la misión pero que nunca antes habían recibido el seminario o lo talleres. Ahí compusimos:

  1. Sube, Oh, Pozo, Sube
  2. Cúbrenos
  3. Mi Adoración Eres Tú
  4. Vengo a Exaltarte
  5. Jesús, Salvador

Como no había alguien oficialmente encargado de atendernos, surgieron dos guías extraoficiales. El primero: Herminio Castro. Este hermano de más de sesenta años era originario de Puerto Rico, había vivido en Estados Unidos una buena parte de su vida, pero desde hace algún tiempo estaba en Santa Bárbara. (Nunca supe por qué.) Como buen boricua, era tremendo con las percusiones, y se divirtió de lo lindo con Synth Drum - un tambor electrónico fabricado por Roland que usa pergamino como cualquier tambor acústico, pero un módulo de sonido electrónico con el cual se selecciona entre diversos sonidos percusivos.

Luego estaba Yenny Hernández. A ella la había conocido unos años atrás, cuando el Señor me llevó a levantar un altar a Gualala, Santa Bárbara. Su padre fue el pastor que nos recibió allá, pero como había estado mal de salud, Yenny lo apoyó en atendernos. Aunque la iglesia estaba en Gualala, vivían en la cabecera. Para cuando fuimos a Santa Bárbara, la salud del Pastor Reynaldo se había deteriorado más aún, así que aprovechamos un momento libre para visitarlo y orar por él.

Hicimos altar de adoración por tres noches. Parte de los misioneros llegamos el primer día; la segunda parte llegaría el segundo día con el equipo de sonido. Así que el altar de la primera noche fue a puras voces, guitarras y panderos. Y eso resultó perfectamente bien para el buen número de ancianos y niños que llegaron esa noche. Nos la pasamos cantando cadenas de coritos e himnos antiguos, algunos de los cuales yo nunca había escuchado antes. Fue un lindo tiempo de comunión entre hermanos en el modesto kiosko del parque central.

Para las dos noches siguientes, ya contábamos con nuestro equipo de sonido, y nos ubicamos en otra parte del parque, donde había una plaza abierta frente a una área techada con tomacorrientes. Con el paso de cada noche contamos progresivamente con más fieles. Terminamos adorando juntos al Señor en medio de cantos y danzas, y oraciones por Honduras dirigidas por los pastores de la ciudad.

Friday, August 11, 2017

18 ALTARES (parte 2)

En cuanto a la tarea de levantar un altar al Señor en cada cabecera de Honduras, sabía que las variables serían más abundantes que las constantes. ¿Quiénes irían en cada misión? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cuánto costaría?

Bien, cuando en un problema de álgebra hay muchas variables, lo primero es definir las constantes. Luego, en la medida de lo posible, se aislan las variables. De esa manera, las variables se vuelven más fáciles de resolver. ¿Cuáles eran las constantes aquí?

Que el Padre busca adoradores en espíritu y en verdad; Él quiere obediencia, no sacrificios.

Que Dios quiere que Honduras le adore; pero para que eso suceda, hay que enseñarle a Honduras a adorar a Dios.

Que para lograr eso, los adoradores tienen que multiplicarse. ¿Pero cómo?

Cuando el Espíritu Santo vino sobre los 120 discípulos en Pentecostés, todos comenzaron a hablar en otras lenguas. Hubo tal estruendo, que toda la ciudad se juntó afuera de la casa. Y cada uno escuchaba anunciar - en su propia lengua - las maravillas de Dios. Ahí nació el gran avivamiento del libro de los Hechos.

La clave está en que todos seamos llenos del Espíritu Santo y hablemos en Su nombre. El apóstol Pablo escribió: Si todos profetizan, y entra algún no creyente o indocto, por todos será convencido, por todos será examinado, y lo oculto de su corazón será revelado. Y de esta manera, postrándose sobre su rostro, adorará a Dios y declarará: “¡De veras, Dios está entre ustedes!”. (1 Co. 14:24-25)

Aparte de esas constantes, serían las variables las que le darían un sabor único a cada misión, y a cada altar. Aunque los jóvenes de Adoremos serían la parte más consistente del equipo, cada misión tendría diferentes integrantes. Cada ciudad sería distinta, y Dios manifestaría cada vez una faceta diferente de su multiforme gracia.

Comayagua, Comayagua
3-5/07/12
Nos tardamos en llegar a la iglesia anfitriona porque Leo - impaciente, rápido, y furioso - se cansó de ir en caravana. Adelantándose a la gasolinera Texaco que sería nuestro punto de reunión, falló en salirse de la autopista en la rampa indicada, y fue a parar a otra Texaco, de donde hubo que ir a traerlo.

El Pastor Servando Alcerro, presidente de la Asociación de Pastores de Comayagua, andaba fuera del país. Pero nos había dado su venia y bendición. Además de orar por Adoremos en Comayagua, había dejado a los Pastores Pavel y Lourdes Martínez encargados de atendernos. Y eso hicieron de maravilla.

Nos hospedaron en el La Posada de mi Viejo; un lindo hotel con piscina y desayuno continental. Por la noche, desde mi habitación oía a los chicos chapoteando en la piscina, divirtiéndose. Supongo que era un incentivo de parte del Señor para animar al equipo. Pero no nos dijo que en las demás ciudades no nos recibirían en hoteles tan bonitos.

Tomábamos los almuerzos en el área de restaurantes del centro comercial de la ciudad, donde una hermana en Cristo tenía un puesto. Las cenas nos eran llevadas donde estábamos. Los pastores de Comayagua cubrieron todos los gastos de nuestra alimentación.

Ahora, el entrenamiento se desarrolló durante las mañanas y tardes de tres días. Era tiempo suficiente para enseñar no sólo el fundamento bíblico, sino también técnicas creativas a través de talleres prácticos. En algún momento me encontré dirigiendo un taller de composición con cinco o seis adolescentes. Noté que eran un grupo relajero, pero que se volvían curiosamente solemnes cuando se trataba de orar o cantarle al Señor. Así que le eché un poco de pimienta a la canción que estábamos componiendo, acelerando el tempo y convirtiéndola en una fusión de rock, polka y judaica. Basada en Sofonías 3, el coro decía:
     Jehová está en medio de ti, poderoso;
     Él salvará, se gozará.
     Con alegría callará de amor;
     Con cánticos se regocijará.
Cantábamos el coro cada vez más rápido, hasta que se volvía un trabalenguas impronunciable. Los chicos, tratando de dominar la dicción, explotaban en risas. Ahora sí era una canción que reflejaba su espíritu. Y fue así como nació No Temas, Sión.

Llevábamos todo nuestro equipo de grabación en esos días. En la última tarde lo instalamos en el auditorio y grabamos todas las canciones que habíamos compuesto en los talleres. Además de grabar la música en ocho canales, tomábamos video para la posteridad.

La noche primera, el altar de adoración en el parque central fue un momento sublime. Todo el centro de Comayagua había recibido recientemente un tratamiento de restauración histórica. Como arquitecto, podía yo apreciar lo valioso del aporte. Y como usuario, debo decir que se sentía uno como si estuviese en otro país. El parque se sentía limpio y, de alguna manera, puro.

El pintoresco kiosko estaba frente a una plaza abierta, pero lo suficientemente cerca a la calle como para cargar los instrumentos desde los carros sin complicación. Ahí nos instalamos. No éramos muchos, así que cabíamos bien. Los cantores y músicos en el kiosko; las danzoras y los demás en la plaza abierta. Durante dos hora, simplemente adoramos al Señor.

Los hijos del Pastor Alcerro, viendo que no teníamos batería, ofrecieron la suya para la noche siguiente. Y para la última noche - cuando presentaríamos las canciones compuestas en los talleres - ofrecieron más equipo aún. Fueron de gran apoyo logístico y técnico, y Norman aún colabora con Adoremos hasta el día de hoy.

Esa última noche, los que habían participado en los talleres estaban temprano en el parque; nerviosos y expectantes porque presentarían sus canciones inéditas en público por vez primera. Los chicos de mi taller no me dejaban tranquilo: "¿Hoy vamos a cantarla, verdad Pastor?" "¿Dónde está mi micrófono, Pastor?" "¿Dónde voy yo, Pastor?" La emoción era incontenible.

Además de No Temas, Sión, esa noche debutamos Santo, Santo, Santo (de Leo García), Fiel y Verdadero (de Ana Raquel Henríquez), y Eres Mi Rey (de Mirlen Ramos). Mientras un equipo subía al kiosko, los demás adorábamos al Señor desde la plaza. A lo largo de la noche, subíamos y bajábamos; no según rango, experiencia, o antigüedad, sino según practicidad, utilidad, y - francamente - el deseo de diversión. Después de todo, si no podemos deleitarnos en la hermosura de la santidad de Dios, estamos haciendo mal el altar.

Jacobo se llevó el premio mayor cuando dejó de lado su característica timidez y comenzó a danzar delante del Señor. Cuando menos acordamos, Jacobo estaba guiando una larga fila estilo conga por toda la plaza. Jehová está en medio de ti, poderoso.

Los Pastores Alcerro ya habían regresado para esa noche, nuestra última en Comayagua. Nos convidaron a una cena especial de despedida en su casa. Al calor del hogar, nos repartieron obsequios y nos despidieron con bendición.

También nos dijeron lo que vendría a ser una frase demasiado conocida después de cada misión: ¡Qué lástima que no se involucraron los demás pastores! ¡De lo que se perdieron! Pero nosotros ya sabíamos que no se trataba de eso.

La Ceiba, Atlántida
10-12/07/12
La siguiente semana partimos para La Ceiba. Ahí, todo fue muy distinto.

Para empezar, no contamos con el apoyo de la asociación de pastores. Sólo estaba lista para participar Casa de Júbilo, la congregación de MUNA en La Ceiba. Sus pastores, Omar y Leidy Castellanos, estaban corriendo con los gastos de nuestra alimentación y hospedaje. Comimos las famosísimas baleadas de la línea y otras comidas caseras. (¡Ninguna queja ahí!) Las señoritas estaban hospedadas en casas particulares, y los varones en un apartamento alquilado. Eso en sí no era problema, pero las casas quedaban en un extremo de la ciudad, y el apartamento en el otro.

Después del altar, a las nueve de la noche, tendríamos que guardar el equipo, ir a cenar, ir a dejar a las chicas, e irnos al apartamento. Podrían ser las once de la noche antes de que nos acostáramos a dormir. La mañana siguiente, tendríamos que levantarnos muy temprano para ir a traer a las chicas y movernos a la iglesia - que quedaba en el vecindario del apartamento. Para mí, la complicación se agravaba por el hecho de que en esta misión me acompañaba Ian, mi hijo de seis años. Pero la dificultad logística no llegó a materializarse del todo, pues enfrentaríamos problemas mayores.

A la primera sesión de entrenamiento llegaron escasas personas, todas de Casa de Júbilo. De estas pocas, unas eran intercesoras y otras tenían problemas personales con la pastora. Basta decir que el entrenamiento no fue fluido.

Pero la verdadera prueba fue cuando llegamos al parque para levantar el altar de adoración. Durante la planificación, Pastora Leidy me había explicado que el parque estaba siendo remodelado, clausurado con una barrera de láminas de zinc. Pero la municipalidad había autorizado que nos instaláramos en una acera ancha al costado este. La acera era, técnicamente, parte del parque central de La Ceiba. Y yo había accedido.

Pero al instalarnos ahí, pegados a la barrera de láminas para dejar espacio a los transeúntes y a los que tomaban el taxi, vimos que la acera no era tan ancha. A tres metros, el tráfico de la Avenida San Isidro - una de las principales vías de La Ceiba - ahogaba el sonido de los instrumentos. Al otro lado de la calle, repicaban las campanas de la catedral, mientras los feligreses salían de misa. A su vez, otros muchos se hacían a la comedera o a la parranda. A menos que estuvieran amplificadas, nuestras voces no se oían.

Trataba de adorar al Señor, pero en medio del bullicio, me resultaba sumamente difícil. No podía más que preguntarme: ¿Es esto lo que el Señor espera? Porque no se parece a lo que sé que pidió. En esa acera, habiendo traído a este equipo de voluntarios - cada uno cubriendo sus propios gastos de transporte - y sabiendo que los Pastores Castellanos habían trabajado e invertido en los preparativos, tenía que tomar una decisión crucial. No me gustaba la idea de cancelar algo que ya estaba organizado. Pero odiaba la idea de seguir con algo sólo porque ya estaba organizado, sabiendo que no era lo que el Señor quería.

Mi consciencia no me lo permitiría de otra manera. Tendría que cancelar.

Wednesday, August 2, 2017

18 ALTARES (parte 1)

Políticamente, Honduras está organizada en 18 departamentos. Cada uno tiene una ciudad principal, o cabecera. A inicios del 2012, el Señor me habló de levantarle altares de adoración en las 18 cabeceras.

A veces Dios te pide cosas que no entiendes. ¿Dije a veces? Quise decir casi siempre. Casi siempre Dios te pide cosas que no entiendes. Él las entiende, porque Él entiende todas las cosas, y sabe todas las cosas y sostiene todas las cosas. Pero a ti te toca confiar. Confiar que Él entiende, aunque tú no. Confiar que Él sabe, aunque tú no. Confiar que Él sostiene, aunque tú no. Él es el Todopoderoso, y si Él te pidió que hagas algo, es porque sabe que saldrás victorioso.

Durante los primeros meses, sólo lo sabíamos Abbie y yo. Orábamos por confirmación. Orábamos por claridad divina. Pero creo que secretamente orábamos más para que el Señor disipara nuestras dudas y nos convenciera de que era realmente Él quien estaba pidiendo esto.

Poco a poco el diseño se fue aclarando: Era una misión de tres años: 2012-2014. Consistía en ir a cada cabecera a levantar un altar de adoración en el parque central, durante dos o tres noches, junto con la iglesia local. Para eso tendríamos que entrenar a la iglesia de cada ciudad con respecto a dichos altares, y la mejor manera de lograrlo sería ofreciendo el seminario Adoremos a los ministros de alabanza de las iglesias locales. En vista de que los jóvenes del grupo de alabanza eran mi apoyo impartiendo  Adoremos, ellos serían el equipo de trabajo. Necesitaríamos el apoyo de la asociación de pastores de cada ciudad, así como el permiso municipal para realizar la actividad en el parque central.

Pero antes, necesitaríamos la aprobación de Hermana Emma y Hermano Rigo.

Fui a plantearles el proyecto, explicándoles lo que pensábamos hacer. Inmediatamente, su instinto de protección les indicó que éste sería un bocado demasiado grande para nosotros. ¿Cómo lo lograríamos? ¿Con qué tiempo? ¿Qué de nuestros trabajos y responsabilidades de estudio? ¿Estaban listos los jóvenes? ¿No nos íbamos a fundir? La verdad es que sí era un bocado demasiado grande.

Pero en eso entró mi cuñado Daniel, y casualmente se introdujo en la conversación. Nos dijo que Marcos Brunet estaba haciendo algo similar en Argentina, para gran bendición de toda la nación. Y con eso, el viento cesó y se hizo grande bonanza. Aun cuando fuera un bocado demasiado grande, Dios estaba en el asunto. Y así, desde la oficina de IPV, comenzamos a organizar los primeros seis eventos para el segundo semestre del año 2012.

MUNA había programado para finales de junio un evento grande llamado ¡Honduras, Despierta! El propósito era fundamentalmente reunir a la iglesia del Señor de San Pedro Sula y sus alrededores, para adorar al Señor e interceder por Honduras. Los hermanos garífunas de Sangrelaya fueron convocados, así como nuestro grupo folklórico. Además diferentes equipos de alabanza invitados de otros ministerios, había tres grupos formados con adoradores de MUNA. Uno de ellos era Honda & Piedra clásico, pero sin mí. Porque yo estaba asignado a dirigir con mis jóvenes de IPV.

Hermana Emma estuvo tan satisfecha con el desempeño de los diferentes equipos de MUNA, que decidió dejarlos así, rotando entre ellos la dirección de la alabanza de las reuniones de domingo. Me pareció apropiado que el grupo donde estaban Iona, Oscar, Mirlen, Mari, Aldo, y Popoff, conservara el nombre Honda & Piedra. Al fin y al cabo, eran la mayor parte de la alineación clásica. Y en vista de las tareas que el Señor nos tenía desempeñando, los chicos y yo nos haríamos llamar Adoremos.

El plan era aprovechar las vacaciones de mitad de año de los chicos para visitar el mayor número posible de cabeceras. Lo que logramos organizar fue Comayagua y La Ceiba, para la primer quincena de julio; Santa Bárbara y Yoro, para la primera quincena de agosto; dejando Trujillo y La Esperanza para finales de año.

Mientras tanto, un interesante desarrollo se venía dando en otro escenario.

*   *   *   *   *

Emily quería estudiar medicina desde que era niña, pero para cuando llegó la hora de entrar a la universidad, el pronóstico no era bueno. En su adolescencia, había comenzado a rebelarse. Nada que ameritara la cárcel, pero sí rebelarse desde la perspectiva de un padre protector que además es líder de una iglesia conservadora. Emily seguía yendo a la iglesia, por temor a Dios y a sus padres, pero se había estado haciendo de malas amistades que la distraían del buen camino. Como dijo el apóstol Pablo: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.

Así se le pegaban actitudes, palabras, y preferencias musicales contrarios a lo que sus padres le habían enseñado en casa. Cuando su padre vio que dejarla estudiar medicina significaría dejarla irse a Tegucigalpa, temió por su hija y no la dejó ir, sino que la matriculó en una universidad de San Pedro Sula - aunque tuvo que ser en otra carrera.

Ahí conoció a otro hijo de ministros que también andaba por las bandas: Martín. Y como suele suceder cuando dos espíritus afines se encuentran, ambos fuera de su elemento, se unen y - consciente o inconscientemente - se protegen el uno al otro.

Martín trajo a Emily a nuestro evento de jóvenes ¡Despega!. Ella no era extraña a la música juvenil, al rap, al baile... ¿Pero en la casa de Dios? Fue un choque para su crianza conservadora. "Dios mío, ¿y esto qué es?", preguntó. Y aunque desde joven había dicho que no se congregaría toda la vida en la iglesia de sus padres, sólo fue a MUNA un puñado de veces durante su noviazgo con Martín. Hasta que en algún momento del año 2012, Martín y Emily llegaron tocando nuestra puerta porque querían casarse en agosto de ese año.

Martín había tenido que acompañar a Emily a su iglesia, para expresar sus intenciones ante el cuerpo de líderes. En algún momento, uno de los ancianos comenzó a hablar acerca de poner en disciplina a Emily, como si hubiese alguna abominación que expiar. Pero su abuelo tomó la palabra y con autoridad la defendió: "Ella no ha hecho nada malo. Ella no está en pecado, ni en yugo desigual. El muchacho es cristiano también. ¿Por qué habrían de ponerla en disciplina? ¡No hay por qué!"

Habían decidido que al casarse vivirían en El Progreso, pero querían congregarse en IPV de La Lima. Abbie había atendido a Emily a solas un par de veces antes, así que asumo que Emily ya había hecho las paces con la noción de que aunque nos expresábamos de manera distinta a como se hace en la iglesia de sus padres, en el fondo queremos lo mismo: servir al Señor en santidad. Ahora estaban ante nosotros, expresando su deseo de servir juntos al Señor.

Por supuesto, el Espíritu Santo ya venía trabajando en el corazón de los muchachos, y ambos estaban encarrilados con el Señor. ¡Eso en sí era motivo de gran alegría! Pero nos tocó la delicada tarea de explicarles que en IPV las bodas son una fiesta del pueblo, y que Martín tenía relaciones deterioradas con algunos hermanos. Así como para entrar al cielo no basta con ser hijos de líderes, sino que cada quien debe atender su propia salvación; así tampoco basta con ser hijos de líderes para estar bien injertado en el Cuerpo de Cristo, sino que cada quien debe estar en paz con los demás miembros. Con ésta y muchas más exhortaciones los animamos a tomar su lugar, no sólo como hijos de Dios, sino como hermanos en la casa de Dios.

Martín y Emily acataron cada una de nuestras recomendaciones. Repararon relaciones rotas. Se incorporaron a los discipulados. Comenzaron a congregarse en las reuniones de la iglesia local. Se injertaron de todo corazón. Cuando anunciaron su boda en una reunión de IPV, toda la iglesia se regocijó con ellos.