Pero resulta que, para funcionar, las escuelas necesitan maestros. Y entre ellos, necesitan maestro de música. Así que me buscaron para dar clases de música. Mi sentido de solidaridad debe haber andado por sobre mi sano juicio, porque dije que sí.
Personalmente, me gusta muchísimo aprender. Pero a mi paso. En algunas cosas soy rápido; en otras soy lento. Cuando era un niño escolar, frecuentemente me adelantaba en clase, explorando por mi cuenta el siguiente tema. Pero cuando leo a solas, soy bastante lento. ¡Como autodidacta, soy un excelente maestro y un excelente estudiante! Pero con otra gente, la historia es distinta.
No es que no me guste enseñar. Al contrario, lo disfruto mucho. Siempre y cuando los estudiantes quieran aprender. Pero no siempre los estudiantes quieren aprender. Y como no soy pedagogo, no siempre logro despertar en ellos el hambre.
Siendo que soy músico autodidacta, mi metodología de enseñanza no era nada rigurosa. Más se basaba en juegos y ejercicios prácticos. Aún así, algunos se las ingeniaban para aplazarse. Y entonces llegaron las madres.
- ¿Cómo es posible que mi niño no se aplazó en ninguna clase, sino solo en la suya?
- ¿No será que se equivocó con esta nota tan baja?
- ¡Ay, cómo me preocupa ese niño! La vez pasada el papá lo dejo morado de la paliza que le metió por sacar una nota baja en Matemáticas. ¿Qué le irá a hacer hoy que reprobó Música?
Naturalmente seguí ligado a Sunshine de una u otra manera. La primer oficina de Comunicaciones quedaba casi en medio de la escuela. Mis hermanas menores estudiaban allí y mi hermano Oscar vino a trabajar allí. Eventualmente, mis hijos vendrían a estudiar allí.
Sunshine comenzó a marcar su fin de año escolar con una noche de talentos. El Talent Show era una revista de variedades - principalmente canto y algo de coreografía. Un año escribí y produje una canción para que mi hermana Rebeca y sus compañeros la presentaran. También les diseñé una camiseta alusiva al tema de la canción. No les hice la coreografía porque, bueno...
Pero hubo una chica que le puso fin al Talent Show. Subió al escenario con un despampanante vestido de quinceañera color azul. Al son de una balada - no la pista, sino la canción completa - la chica mecía las largas faldas de su vestido, lentejuelas brillando, mientras hacía la mímica de estar cantando. Mientras el público luchaba por discernir el talento que estaba siendo representado, los encargados del evento resolvían el finiquito del Talent Show como tal. La chica pasó a la historia como "La chava del vestido azul".
El siguiente año escolar encontró a Carlos Martínez en la posición de maestro de música de Sunshine. Además de ser graduado de la Escuela de Música Victoriano López, Carlos es primo de Iona y había crecido en un ambiente cristiano. Sunshine me pidió que colaborara con él para el nuevo programa de fin de año, y accedí.
Para entonces, yo ya había producido los primeros dos CDs de Honda & Piedra. Además, con Abbie habíamos producido Jonás - una obra teatral con música original, puesta en escena por miembros de la iglesia. Y con Roger habíamos hecho varias mini-películas.
Así que Carlos tenía la instrucción académica formal que a mí me faltaba, pero yo tenía la experiencia de lograr algo con pocos recursos y el espíritu de sí-se-puede que caracteriza a MUNA. Era un buen arreglo. Resolvimos hacer una obra musical en torno al libro de Génesis, a presentarse a mediados del 2004. Toda la música sería inédita - mitad compuesta por Carlos, mitad por mí. Los estudiantes actuarían, cantarían, danzarían. Habría vestuarios y escenografía. Sería un desborde de talento y creatividad, para la gloria del Señor. ¡Todos seríamos felices!
Comenzamos a componer. Carlos se esforzaba por darle al Señor excelencia. Yo eché mano de Iona y Popoff para que me ayudaran a componer algunas de mis canciones. Tuvimos sesiones de composición que recuerdo hasta este día. ¡Hasta Hermano Rigo puso sus dos onzas! Conforme las canciones iban tomando forma, se comenzaban a ensayar con los estudiantes.
Todo iba bien. Hasta que la esposa de Noé se negó a danzar.
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