Roger Castillo vino a ser el encargado de audio y video en Comunicaciones, y se convirtió en mi cómplice en muchos proyectos. Experimentamos haciendo caricaturas en PowerPoint y cortos grabados en VHS con los jóvenes de la iglesia como actores. Los primeros resultados eran patéticos, pero estábamos aprendiendo. El público era nuestra familia congregacional, y su benevolencia nos animaba a seguir intentándolo.
La primera vez que implementamos un guión fue para una adaptación moderna de la historia bíblica de Jacob y Esaú, protagonizada por José Popoff - un hermano multitalentoso que importamos de La Ceiba - y mi hermano Oscar. El tema instrumental del corto aparecía en torno a la reconciliación entre los hermano Jacob y Esaú, pero estaba secretamente inspirado en mi anhelo por una mejor relación con mi propio hermano. La titulé Hermano Mío.
Pude producir esa pieza musical cuando MUNA compró un nuevo teclado Roland XP-30. Era similar al que usé para la producción perdida del disco de Mirlen Ramos, así que sabía de lo que era capaz el instrumento. Pero ahora no contaba con un secuenciador externo. Me encontré una versión gratuita del programa de producción de audio ProTools, y lo instalé en la computadora de Comunicaciones.
Descubrí que la edición en computadora es mucho más fácil que en un secuenciador tradicional. Mi tendencia era hacia los sintetizadores y la música electrónica, y el sistema me permitía trabajar de manera más intuitiva con los dieciséis canales MIDI del teclado. Aún así, fue mucho aprendizaje y bastante trabajo. Por mi cuenta acabé programando una colección de dieciséis composiciones - la instrumental más quince cantadas.
No todas las piezas cantadas nacieron espontáneamente durante mis tiempos privados de adoración. Algunas fueron encargos especiales.
En aquellos días, MUNA hacía un evento anual llamado Encuentro Profético. Cada año reunía ministros proféticos en una ciudad diferente de Honduras para impartirle a la iglesia y al espíritu de la ciudad. El evento tenía un tema central, en torno a una porción bíblica, y Hermana Emma me comisionaba el canto lema del Encuentro. Así escribí Oh, Si Rompieses los Cielos para el Encuentro Profético de San Pedro Sula (2001), y Ensancha para el de La Ceiba (2002). También me tomé la tarea de crear cantos para los eventos que ya habían pasado - los que sucedieron mientras yo andaba lejos - y que no tuvieron un canto. Entonces compuse En el Lugar (correspondiente a Comayagua, 1998) y ¡Despierta, Despierta! (correspondiente a San Pedro Sula, 2000).
Hice las partes instrumental, hasta donde pude llegar a solas. Pero sabía que no había terminado. Faltaba la efervescencia de las relaciones interpersonales. La tensión dinámica que aparece cuando entra en escena otro ser humano. El conflicto de voces divergentes, resuelto en dulce armonía.
Como estaba produciendo varias de las canciones que cantábamos con Iona en Honda & Piedra, era lógico que ella y yo grabaríamos las voces principales. Pero también invité a participar a los miembros de los otros equipos. Ellos aportaron lo que yo no podía hacer por mí mismo - ya fuesen sus voces únicas o su manera de ejecutar un instrumento.
Concluí la producción justo a tiempo para presentarla en el Encuentro Profético de La Ceiba. Fue un un casete de edición limitada bajo mi nombre titulado Ensancha.
Pero Hermana Emma se emocionó con el proyecto y tuvo una idea. Unió a varios de los cantores y músicos de los tres grupos de alabanza para hacer un sólo equipo coreográfico. COREOGRÁFICO. O sea que bailamos. Al son de la pista. ¡Fue horrible!
Es curioso lo que sucede cuando sufres acompañado - asumiendo que sobrevives. La camaradería que se forja supera la vergüenza. Y descubrí que el gozo de colaborar con otros era muchísimo mayor que el de tener una obra a mi nombre personal.
Cuando regresé de La Ceiba, hice un segundo tiraje de Ensancha. Esta vez llevé las mezclas a un estudio local para pulir el sonido final. Y lo publiqué en CD, como una obra de Honda & Piedra.
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