Wednesday, November 29, 2017

Adoremos en Honduras (parte 6)

A mi familia y a mí nos había tocado Intibucá, Intibucá. El lugar donde estábamos hospedados era muy bonito, pero sólo había señal de celular en ciertos rincones, así que las comunicaciones de última hora estaban críticas.

Enrique y otros tres miembros de IPV habían salido temprano hacia Santa Lucía y Magdalena - dos de los municipios más meridionales de Honduras, colindantes con El Salvador. Ana Rebeca no viajó ese año, pues tenía un embarazo bien adelantado. Aprovechando que Ana Rebeca quedaba en casa - con buena señal de celular e internet - le asigné la tarea de conseguir un contacto en Virginia, Lempira.

Por otro lado, yo gestionaba otra parte de la ecuación. La pastora Mirlen viajaba al departamento de Lempira en un carro con cuatro personas más. Entre los cinco cubrirían dos municipios: Erandique y San Andrés. Si quedaban dos en Erandique, y una en San Andrés - donde ya había un contacto local - las otras dos personas podrían moverse hasta Virginia. Logré comunicarme con Pastora Mirlen y me dijo que iban llegando al municipio. Cuando le planteé la solución, estuvo, como siempre, dispuesta. ¡Teníamos cubiertos todos los municipios!

Por su parte, Ana Rebeca no lograba conseguir contacto. Ninguno de sus conocidos conocía a alguien allí. A través de Facebook había encontrado a un pastor y la alcaldía de Virginia, pero el pastor tenía más de un año sin actividad en la red y la alcaldía no contestaba. Su cuñada le brindó el número de alguien en un municipio vecino, quien le dio el número de alguien más - un simple y desconocido ciudadano de Virginia llamado Reginaldo. De contacto en contacto, finalmente logró comunicarse con un pastor. ¡Qué alegría!

Entonces tuve comunicación con Pastora Mirlen nuevamente, y me enteré que para nuestra llamada anterior era al primer municipio - Erandique - al que iban llegando. Habiendo dejado ahí a dos miembros del equipo, los tres restantes iban ahora de camino a San Andrés. Pero la carretera estaba en mal estado, y sería imposible llegar hasta Virginia antes de las siete de la noche.

Mientras tanto, el pastor de Virginia se rehusaba a participar. Le dio a Ana Rebeca una y otra justificación. Aunque ella le explicó que llevábamos mucho tiempo organizando esto, él argumentaba que era muy desordenado de nuestra parte. Aun cuando Ana Rebeca le aseguraba que era el único municipio que hacía falta, dijo que no.

Desesperada, Ana Rebeca llamó a Reginaldo para preguntarle si él levantaría un altar de adoración al Señor, pero él tampoco accedió. Dijo que él no era religioso.

Ana Rebeca llamó nuevamente al pastor. Le rogó que delegara a alguien, pero dijo que no. Que enviara a las ancianas de la iglesia a orar al paque. ¡No! ¿A los jóvenes? ¡No! Ella oraba para que algo hiciera cambiar su corazón. Pero no sucedió.

Yo estaba almorzando cuando me llamó Ana Rebeca. Sonaba agotada, frustrada y triste.
     - Hice todo lo que pude, Pastor.
     - No te preocupes. El Señor sabe que hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance.
     - Talvez si usted lo llama...

No me gusta tratar de convencer a un convencido. Quizás porque no siento que soy buen negociador. Pero muchas veces nos tocan tareas para las que no nos sentimos adecuados. Ésta era una de ellas.

Llamé al pastor de Virginia. Le expliqué lo mejor que pude por qué estábamos haciendo esto. Respondí a todos sus argumentos. No lo estábamos haciendo en día viernes por distinción religiosa entre un día y otro, sino por facilidad logística. Lo estábamos haciendo simultáneo porque creía que así lo había pedido el Señor. No estábamos tratando de establecer supremacía de ninguna denominación. Pero no tuve éxito.

Llamé a Ana Rebeca para darle la mala noticia. Sí, era decepcionante. Pero ya era la tarde y había que proseguir con los altares, que comenzarían en unas pocas horas. 297 de 298 era ya una gran victoria.

Mientras tanto, en el sur del país, Enrique y sus compañeros se comportaban como buenos cristianos. A la orilla de una carretera poco transitada habían visto a una joven pareja con un bebé de brazos. Como había espacio para ellos en la camioneta, se detuvieron para darles jalón. De camino, los huéspedes contaron las complicaciones de salud que habían tenido en torno al parto, y el equipo se ofreció para orar por ellos.

Después de orar, la conversación giró en torno a la misión que andaba realizando el equipo, los dos municipios a donde iban, y el único municipio donde no habíamos logrado conseguir a nadie: Virginia, Lempira.

Pues resulta que la muchacha tenía una prima que vivía en Virginia, y les dio su número. Enrique se lo pasó a Ana Rebeca, y ella llamó. Contestó un señor que le dijo que la mujer había ido a la pulpería, pero que llamara más tarde. Cuando Ana Rebeca volvió a llamar, resultó que la mujer estaba involucrada con Honduras a Una Voz, y que ya tenía instrucciones de apoyar Adoremos en Honduras. Ana Rebeca le dio los pormenores sobre cómo levantar el altar de adoración y ella accedió. ¡Aleluya!

Pero cuando Ana Rebeca la volvió a llamar más tarde para confirmar que todo estuviera listo, ¡ella se había ido del municipio! ¡Oh, no! ¿Otra vez estábamos en cero? Eran más de las cuatro de la tarde.

Ana Rebeca le preguntó al señor que le había contestado si él era cristiano, y él dijo que sí. Le preguntó quién era su pastor y si podía darle su número de teléfono. El pastor resultó ser aquel que Ana Rebeca había tratado de contactar desde un inicio a través de Facebook.

Logró hablar con el pastor a las 4:50 PM. En diez minutos tuvo que explicarle todo, porque él estaba a punto de iniciar su servicio de las 5:00, que terminaba a las 6:30. Ana Rebeca le pidió si al terminar su servicio podía ir con miembros de su congregación al parque y levantar el altar de adoración al Señor. "¡Yo lo hago!", dijo el pastor.

Ana Rebeca sintió que el tiempo se detuvo. Su persistencia - y la de todos - había rendido fruto.

El viernes 23 de septiembre del año 2016, a las 7 de la noche, levantamos 298 altares de adoración simultáneos, en cada municipio de Honduras. Otra vez, el nombre del Señor fue glorificado en nuestra nación. Y sentimos el calor de Su sonrisa sobre nosotros.

Thursday, November 23, 2017

Adoremos en Honduras (parte 5)

Procuramos tramitar de forma centralizada los permisos para el uso de los parques centrales de los 298 municipios. Primero, porque el Señor me había guiado a los gobernadores. Segundo, porque aún no teníamos todos los encargados de levantar el altar en cada municipio. Y tercero, porque muchos tienden a dejar esto de último; a veces, hasta que ya es demasiado tarde y el parque ha sido comprometido a otra causa.

Las cartas a los gobernadores departamentales habían brindado resultados mixtos: Desde "Cuente con todos los parques de mi departamento" hasta "No tengo la autoridad para obligar a los alcaldes a aceptarlo", pasando por "Pase por mi despacho trayendo cartas oficiales para todos los alcaldes". De igual forma, con sólo esas 18 cartas habíamos obtenido más parques que el año anterior con 36 gestiones.

La mayoría de nuestros colaboradores de años anteriores tomaron la responsabilidad de levantar el altar en su ciudad. Algunos hasta se extendieron a una ciudad más, como en el caso de los Pastores Martínez en Islas de la Bahía. Aún otros tomaron el reto de abarcar departamentos completos. Así, el Pastor Yobany Lara y Ministerio Camino Nuevo tomaron Francisco Morazán, y Norman Alcerro tomó Comayagua con varias congregaciones amigas.

Aunque había gente de IPV asignada a varios departamentos, la mayoría estaba concentrada en Copán, Intibucá, Santa Bárbara, y Yoro. Además, nos habíamos repartido Colón con el Pastor Timoteo y su pueblo garífuna. Así, los municipios de esos departamentos quedaban listos.

Varios pastores de las iglesias MUNA también aceptaron movilizar a sus congregaciones. Los Pastores Remo y Rosy Bardales con IPV de San Pedro Sula cubrieron Cortés. La Pastora Leidy de Castellanos cerró el departamento de Atlántida, con la ayuda de la Pastora Jennifer Chichiraky de Manifestadores de Su Gloria. Los Pastores Mario e Hilda Carbajal trabajaron junto al Pastor Dodanim Sura para alcanzar El Paraíso. Los Pastores Ezequiel y Alba Hernández llenaron Ocotepeque con sus equipos.

Todo esto era bueno, pero aún teníamos seis departamentos incompletos. A través de gestiones diversas, logramos enlistar al Pastor Erick Zepeda para que cubriera La Paz, al Pastor Aquiles Núñez para Valle, y al Reverendo Harlan Macklin para la región de La Moskitia en el departamento de Gracias a Dios. Es muy importante notar que a estos hermanos yo no los conocía personalmente, sino que fueron reclutados por Martín y Emily, Mirna de Flores, y Aldo, respectivamente.

Un sólo hombre no hace nación.

De repente nos contactaron de parte de Mies Ministerios, una red ministerial que preside el Pastor Roy Santos. Resulta que ellos estaban trabajando en Honduras a Una Voz, una jornada de intercesión continua a favor de la nación. El evento duraría una semana entera, y abarcaba el viernes en el cual nosotros levantaríamos los altares de adoración. De alguna manera se habían enterado, y José Carlos Aguilar nos llamó para ofrecernos el apoyo de los corresponsales que enviarían a cada uno de los 298 municipios. Mies entregaría paquetes informativos a los corresponsales, y logramos incluir cartas y afiches en los paquetes de los tres departamentos que aún hacían falta.

En persona, por teléfono, por correo, o por redes sociales, eran varias las personas dadas a la tarea de alcanzar los 298 municipios. Hermana Ninfa logró cerrar Choluteca prácticamente a punta de oración y llamadas telefónicas. Las chicas de Adoremos lograron avanzar mucho en Olancho, pero aún faltaban algunos municipios. Lo más difícil era cuando alguien ya había dado el sí se retractaba.

A veces, lográbamos reclutar a alguien a la distancia. Para esto, los videos con la enseñanzas fueron una herramienta vital. Pero hubo algunos sectores distantes donde tuvimos que enviar gente de IPV para llevar la visión en persona. Y en casos donde ya habíamos agotado nuestros recursos, los corresponsales de Mies mostraron ser una bendición del cielo.

En la semana previa al gran día, la mayor resistencia estaba en Lempira, seguido por Olancho. Martín Cruz (padre) y César Escoto visitaron varios municipios del norte de Lempira y dejaron preparada a la gente para los altares. Haciendo otros movimientos estratégicos, logramos cubrir el centro de Lempira.

Los Pastores Giovanni y Lilian Perelló delegaron los municipios que habían tomado en Santa Bárbara. El día antes de Adoremos en Honduras, tomaron carretera a Olancho. Tomando uno de los dos cordones que nos hacía falta en ese departamento, visitaron municipio tras municipio, llevando la visión de un altar de adoración al Señor en todo el país. Para cuando llegaron al final de su ruta, habíamos logrado cubrir el otro cordón con otros medios. Olancho estaba listo.

Era el viernes 23 de septiembre. Uno a uno habíamos logrado cubrir cada municipio, hasta que sólo faltaba uno: Virginia, Lempira.

Thursday, November 9, 2017

Adoremos en Honduras (parte 4)

*   *   *   *   *

Tuve un sueño hace varios años. Soñé que llegaba con mi maleta a un lugar. Era una especie de bosque, aunque no muy denso. Mi atención se dirigía hacia un gran árbol con tronco enorme y ramas extensas. De la dirección del árbol salían dos mujeres a recibirme. Las reconocí como el par de salmistas que algún tiempo atrás nos visitó para impartir en un evento de adoración en MUNA. Luego de saludarnos, las hermanas me condujeron a la parte de atrás del árbol.

Entre las raíces había una puerta, pues el árbol en sí era una casa. Pero no una casa cualquiera, sino una donde llegaban adoradores de distintas naciones. Todo tipo de artistas llegaban allí a residir por una temporada mientras creaban arte para el Señor.

Atravesando la puerta había un descanso y unas pocas gradas hacia un salón, donde uno esperaría encontrar las raíces del árbol. El piso era un entablonado de madera; el cielo era básicamente un hueco irregular. El salón era en esencia un estudio de ensayos en el interior del árbol. De las paredes alrededor colgaban toda clase de instrumentos musicales, mientras otros yacían dispersos por el salón.

Dejando mi maleta al pie de las gradas, me hice hacia el fondo, donde había un piano vertical. La luz tenue invitaba a hacer música. Sentándome en el banco, alcé la tapadera del piano, y comencé a adorar al Señor. Y perdí noción del tiempo.

Hasta que oí la puerta abrirse detrás de mí. En el umbral apareció un hombre moreno, bien vestido y con una maleta pequeña en la mano. Bajó las gradas, se quitó el sombrero y el saco, y los puso sobre una silla. Abrió la maleta y cuidadosamente sacó una trompeta dorada. Colocó la boquilla. Probó los émbolos. A todo esto, yo no había dejado de adorar. El trompetista trajo la trompeta a sus labios y aguardó, como un carro esperando un hueco para unirse al tráfico.

En un instante, el trompetista comenzó a acompañarme con su melodía. Aunque nunca antes nos habíamos visto, era como si llevásemos años tocando juntos. El fluir era libre y sin esfuerzo. Piano y trompeta simplemente encajaban perfectamente.

Éste era un lugar especial. Aunque no las vi en el sueño, sabía que había habitaciones y áreas comunales para que los adoradores vivieran durante una estación. Sé que el sueño es metafórico en muchos planos, pero siempre me complace cuando conozco a alguien que ha rendido su corazón a Cristo y que busca adorarle con todo su ser. Aún así, nada de esta tierra es eterno. Algunas personas hacen música contigo por mucho tiempo; otros, sólo una temporada.

Aún hay otros, como Leo, con los que coincidimos por una buena carrera, pero luego se apartan en busca de otros horizontes. Esta es la gente que ayer estuvo, hoy no está, pero estás convencido de que volverán. Simplemente porque sabes que vieron la hermosura de Dios en Su santuario. Contemplaron Su gloria y Su poder; experimentaron que Su misericordia es mejor que la vida. Por eso estás seguro de que regresarán a alabar al Señor con sus labios para siempre.

Por otro lado, Daritza vive con su familia, y montaron un negocio en casa. La regla de la casa es que siempre tiene que haber alguien atendiendo el negocio. Cada vez más, Daritza se ofrecía para esta tarea, para que Angie y Faddy pudieran participar libremente de sus obligaciones con Adoremos. Como resultado, Daritza estaba cada vez menos involucrada en los ensayos semanales, misiones, y demás. Lamentablemente, las circunstancias la habían orillado.

Pero hay un detalle importante: Desde un inicio, la inclusión de Daritza en Adoremos no se había debido a que tocara un instrumento magistralmente, o a que cantara con voz prodigiosa, sino a su muy particular sensibilidad profética. Un don que habita, no en el ámbito de la adoración en sí, sino en el de la intercesión. Daritza siempre fue (y sigue siendo) una de las pocas personas que me envía transcripciones de los sueños proféticos que tiene, o palabras proféticas que recibe del Señor. Y sus mensajes siempre pegan en el blanco.

Si bien no era factible que Daritza siguiera como parte del equipo de alabanza de Adoremos, la envié con Pastora Abbie para que desarrollara mejor su llamado como intercesora profética.

Musicalmente, Manuel aspiraba a más. Aunque estaba estudiando una ingeniería en la universidad, en realidad quería ganarse la vida con la música. Su sueño era musicalizar las grandes producciones cinematográficas de Hollywood.

Como un buen paso en esa dirección, Manuel había aceptado producir las más recientes obras de Talents for the Lord para Sunshine. Para una de ellas, necesitaba una guitarra electroacústica, y me pidió la mía prestada. Accedí con el recelo que cualquier guitarrista presta su guitarra, pero sabiendo que Manuel era muchísimo mejor instrumentista que yo, y que la causa era noble. Al día siguiente Manuel me estaba dando una terrible noticia. ¡Mi guitarra había sufrido un accidente, y se le había quebrado una clavija! ¿Sería esto a lo que se refería el mensaje del borracho después de Adoremos en San Pedro Sula? Sólo Dios sabe... Sea como sea, Manuel ya había comprado nuevas clavijas y había reparado la guitarra.

Estos proyectos le habían servido para desarrollar su capacidad de musicalización teatral. Además, la universidad le ofreció una beca si tocaba en la orquesta universitaria. Todo esto, sumado a que se le presentaron diversas oportunidades de trabajar en producciones seculares profesionales, lo habían llevado a ser un legítimo productor de música narrativa.

La próxima vez que tuvimos a Ballet Magnificat con nosotros, arreglé para que Manuel pasar un tiempo con Keith Thibodeaux, el director general. En mi mente pensaba: Ballet Magnificat hace ballets originales con música ajena por la cual pagan licencias. ¡Cuánto mejor les sería comisionarle su propia música a Manuel! ¡Cuánto le ayudaría a Manuel a acercarse a su sueño! Manuel y Keith se cayeron muy bien a título personal; profesionalmente, se impresionaron mucho el uno al otro. Pero a veces eso no es suficiente, y la unión no se dio.

Para entonces, Adoremos ya había avanzado en una dirección, y Manuel en otra. Aunque vivimos en el mismo barrio, perdimos contacto. En algún momento, sentí que el Señor me decía que Manuel sería el próximo Guillermo Anderson. Yo no lo sabía, pero Anderson estaba padeciendo de cáncer de tiroides, y falleció poco después. Su página en Wikipedia lo describe como "un músico polifacético hondureño, y uno de los artistas más importantes de Honduras". Un amigo que tocó con él me lo describió como un verdadero caballero y un musicazo de primera. Con el respeto que la memoria de Anderson merezca, no dudo que Manuel llegará a merecer los mismos apelativos.

El universo de la música es vasto y variado, y en el pasado exploré algunos de sus parajes. Pero al encontrarme con Cristo, me consagré a Él y le cerré la puerta a todo aquello que no le glorifique. No todos lo entienden. Ni siquiera es una restricción compartida por todos los cristianos. Pero cuando consideras al judío que no come cerdo, o al cura católico que hace voto de castidad, comprendes que aquellos que deseamos servir al Señor exclusivamente, comúnmente nos privamos de los placeres de este mundo, según nos dicta nuestra consciencia.

Aun así, considero que talvez alguno del equipo de Adoremos podría sentir el llamado a servir al Señor con una carrera profesional como salmista; metiendo su música en la radio y cantando en iglesias, eventos y conciertos cristianos. Es un ministerio muy particular; distinto a lo que hacemos actualmente. No tengo experiencia en él, pero estaría dispuesto a ayudar hasta donde pudiera. Más de una vez le pregunté a los chicos si alguno sentía ese llamado, pero ninguno respondió afirmativamente.

Entendí que los que quedábamos estábamos contentos con seguir enfocándonos en adorar al Señor primero, y en nuestra destreza musical después.

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En diciembre del 2015 presentamos Montes. Las catorce canciones giran en torno a la noción de ascender al monte de Dios. Incorporamos la noción de un guión para las coreografías en sí, de manera que la obra musical contara la historia de la elección de Israel, su caída y su restablecimiento como cabeza de naciones.

Tomando nota del proyecto anterior, queríamos asegurarnos que los videos no entraran en conflicto con las danzas en vivo. La solución fue producir videos de los solistas antes de la presentación. Con tomas de diferentes ángulos y en locaciones especiales, los video mostraban las coreografías completas de los solistas en el mismo vestuario de la presentación.

Pero no anticipamos tantos dolores de parto. Luchamos con la temporada lluviosa. Con que algunas coreografías aún no estaban listas. Con que el vestuario no estaba terminado. Con que no había carro para llevar al equipo de grabación al sitio. Con que se puso el sol y no tenemos luces. Con que no sabemos a quién pedirle permiso para grabar aquí o allá. Mas con todo y todo, los videos quedaron preciosos.

Para Montes queríamos un sonido más orquestal. No sólo incluimos arreglos orquestales en la producción del CD, sino que abrimos clases de violín en la Escuela de Artes. Esto significó iniciar un aprendizaje sobre cómo hacer arreglos orquestales y transcribirlos para los estudiantes. Tanto productores como estudiantes éramos novatos, así que mantuvimos sencillos los arreglos.

Humildemente, estábamos comenzando nuestra orquesta. Además de tener a Arlette como maestra, nos apoyaba mi cuñado, Joel Alfaro, violinista graduado de la EMVL. También Ela Fonseca nos acompañaría en el clarinete. Por su parte, Martín pasó al cello para la presentación en vivo, y Eduardo Hidalgo tomó su lugar en el bajo. En vista de que nuestros requerimientos de sonido iban en aumento, Obed Berríos vendría desde Tegucigalpa para echarnos una mano. Este formato funcionaría por varios proyectos más.

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Temprano del año 2016, me reuní con los chicos, como todos los sábados. Les contaba lo que el Señor me había estado hablado. (Ya de por sí, esto parece la repetición de una historia previa.) El Señor quería que ese año levantáramos altares simultáneos en los 298 municipios de Honduras.

(No había respuesta. Ni sorpresa, ni histeria.)

Cuando visitamos las 18 cabeceras, lo hicimos en tres años. Cuando alcanzamos las 18 segundas ciudades en menos de un año, había sido una locura. El simple hecho de obtener 36 permisos municipales había sido una tortura. ¡Tortura, digo!

Pero cuando el Señor me habló de los 298 municipios, conocía mi alergia a los trámites gubernamentales, así que también me había enviado a hablar con la hermana Vicky. Ella trabaja para el estado, y me explicó que Honduras tiene gobernadores departamentales - una persona por cada departamento que talvez podría autorizarnos los parques de todos sus municipios de un sólo golpe. Eso me había tranquilizado considerablemente.

(Aún no respondían. Seguían sin registrarlo todavía. Creo que secretamente estaban esperando que los sorprendiera con: ¡Son bromas! ¡Miren sus caras en el video de esta cámara oculta!)

Los altares simultáneos serían el viernes 23 de septiembre a las 7 de la noche, en parque central de cada ciudad.

(Comenzaron a mostrarse preocupados. Al fin sabía que estaban captándolo.)

Idealmente, nuestros anfitriones del año anterior levantarían por su propia cuenta el altar de su ciudad. Los más avisados podrían tomar todo su departamento. Necesitaríamos el apoyo de todos los ministros de MUNA y sus congregaciones para que, de ser posible, tomaran departamentos completos. Y tendríamos que enviar muchos equipos conformados por ovejas de IPV.

(Ahora sí estaban afligidos. Pero era demasiado tarde. Ya estaban en el barco, y el barco ya había zarpado.)

(¡Ahora sí! ¡Ésto es un vil copy/paste del episodio anterior!)

Tendríamos misioneros de todo calibre y antigüedad, y estarían visitando pastores y líderes de todo tipo de trasfondo. Necesitaría revisar otra vez el manual de Adoremos y las enseñanzas de los tabernáculos. Tendría que depurarlo a un nivel más básico y claro. Pero además, necesitaríamos una plataforma más versátil para difundir el material y que fuese un verdadero apoyo.

El resultado fue el Entrenamiento para Edificadores de Altares, y lo hicimos disponible como una serie de videos en YouTube (goo.gl/Vb9pmy), como folleto impreso, y como PDF descargable desde nuestra página web (adoremos.net).

Una vez más, la oficina de IPV adoptó el rol de agencia misionera mientras los equipos viajaban a los municipios, reuniéndose con pastores y alcaldes. Algunos simplemente llevaban una computadora y un proyector, y dejaban que los videos hablaran por sí solos.

Una vez más, los chicos de Adoremos eran parte integral de todo, y a la vez cumplíamos con los compromisos habituales y en nuestro próximo CD.

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En junio del 2016 presentamos Cielos. Consistía en 14 canciones con diferentes tintes de música afroamericana, y el tema predominante era la gloria del Señor y su efecto en el hombre. La obra musical trataba de un hombre harapiento, interpretado por Róger, que encuentra salvación en Cristo. Logra vencer sus primeras batallas con la ayuda del Señor, pero luego se vuelve confiado y cae. Pero la gracia redentora del Señor lo alcanza una vez más.

Le dimos mayor énfasis a la parte teatral. El resultado fue una linda obra hecha más hermosa aún porque muchos miembros de IPV participaron como actores, en utilería, y como miembros del coro.

Con lo difícil que habían resultado los videos del proyecto anterior, esta vez optamos por videos más sencillos - básicamente fondos alusivos a la historia, con las letras de la canción. Este sería el esquema básico a usar en varios proyectos futuros, y nos llevaría a conformar un equipo de jóvenes productores y editores de video. Entre ellos estarían Josseline Fonseca, Francis Corea, Joshua Reyes, Héctor Paredes, Astrid Aguilera, Bryan Núñez y Débora Aguilera. De vez en cuando metíamos la cuchara los del equipo de alabanza o los del departamento de Comunicaciones de MUNA, pero el trabajo mayor lo hicieron los chicos.

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Thursday, November 2, 2017

Adoremos en Honduras (parte 3)

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Pocos días después, a mediados de diciembre del 2014, estábamos presentando el tercer CD de Adoremos: Desiertos. Conceptualmente, era una colección de doce canciones con la intención de brindar ánimo y esperanza a personas que estuvieran atravesando pruebas y tribulaciones. Producido como pop electrónico, los sonidos del disco eran bastante, pues, electrónicos.

Desiertos fue la primer presentación en que usamos clicktrack. Éste es una especie de pista que contiene los sonidos que no se ejecutarán en vivo en un lado, y un metrónomo en el otro. De esta manera, todos - cantores, danzores, y músicos - podemos estar sincronizados conforme a la versión pre-establecida de la canción. No es un recurso que como ministerio de alabanza ocupemos en nuestras reuniones generales, donde se busca una espontaneidad más fluida. Pero es muy útil en el contexto de presentaciones, donde múltiples danzoras (muchas de ellas, niñas) ejecutan una coreografía que han ensayado una y otra vez. Adicionalmente, trabajamos los clicktracks como video (a diferencia de simplemente audio). Así, las letras de las canciones eran proyectadas en una pantalla, perfectamente sincronizadas con el canto, la danza, y la música.

Desde la producción de ¡Despega! había estado queriendo sincronizar video con la ejecución en vivo, y no lo había logrado. La proyección de simples letras no era mi meta. (Después de todo, podemos proyectar letras si otra persona lo hace manualmente desde otra computadora.) Aspiraba a tener verdadero contenido videográfico, y con esto estábamos un paso más cerca.

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Temprano del año 2015, me reuní con los chicos, como todos los sábados desde hace años. Con el tiempo, estas reuniones han dejado de ser ensayos para convertirse en reuniones de trabajo. Aquí compartimos y oramos por los proyectos que el Señor nos asigna. A veces hay cosas que grabar. O misiones que hacer. O cumpleaños que celebrar. Ésto o lo otro, pero siempre hay algo importante sucediendo.

Les contaba a los chicos lo que el Señor me había estado hablado: Quería que ese año levantáramos altares simultáneos en 36 ciudades de Honduras, 2 por departamento.

(No había respuesta. Ni sorpresa, ni histeria.)

Cuando visitamos las 18 cabeceras, lo hicimos en tres años. Ahora había que alcanzar las 18 segundas ciudades de cada departamento en menos de un año. Necesitaríamos un buen plan.

(Aún no respondían. Seguían sin registrarlo todavía.)

Los altares simultáneos serían el viernes 13 de noviembre a las 7 de la noche, en parque central de cada ciudad.

(Comenzaron a mostrarse preocupados. Al fin sabía que estaban captándolo.)

Idealmente, nuestros anfitriones del año anterior levantarían por su propia cuenta el altar de su ciudad. Nosotros tendríamos que conformar 18 equipos que hicieran la labor en las ciudades nuevas. Muchos de nuestros colaboradores serían ministros de MUNA; otros serían ministros de diversos trasfondos que conocimos en las cabeceras. Pero la mayoría de los equipos estarían conformados por ovejas de IPV.

(Ahora sí estaban afligidos. Pero era demasiado tarde. Ya estaban en el barco, y el barco ya había zarpado.)

En la iglesia, como en la escuela, el conocimiento adquirido que no se pone en práctica, tiende a olvidarse. Pronto supe que sería necesario revisar el fundamento doctrinal de las ovejas de IPV que formarían parte de los equipos. El año anterior habían ido donde gente que ya había sido instruida y había abrazado la visión. Esta vez tendrían que abrir su propia brecha.

Yo ya había revisado aquel manual de enseñanzas de los primeros seminarios de Adoremos. César Escoto había tenido a bien producir muchos ejemplares en su imprenta, y los había ofrendado para el entrenamiento de más adoradores. Adicional a eso, preparé una serie de enseñanzas en torno a los principales tabernáculos mencionados en la Biblia. Además de enseñar el contenido en las reuniones de viernes de IPV, lo publiqué en la web (lostabernaculos.blogspot.com) y lo imprimimos para los equipos.

La oficina de IPV adoptó el rol de agencia misionera - armando equipos, asignando ciudades, emitiendo cartas, obteniendo permisos, elaborando artes, y haciendo publicidad. Por su parte, los equipos viajaban a las ciudades, reuniéndose con pastores y alcaldes, orando aquí y allá. Los chicos de Adoremos eran parte de todo esto, sin dejar de trabajar en los compromisos habituales con IPV y MUNA, y en nuestro próximo proyecto discográfico.

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En junio del 2015 presentamos Valles. Eran doce canciones con estilo folk girando en torno al tema de las decisiones. Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. (Joel 3:14) Por supuesto, era parte de la progresión conceptual que habíamos desarrollado con Angie, que vendría a entenderse mejor varios proyectos más tarde.

Para Valles finalmente logramos incluir verdadero material videográfico. Roger y su acólito del departamento de Comunicaciones, Héctor Paredes, tomaron video del guión que preparé con Angie. Los actores eran Héctor, su padre Héctor, su madre Dorby, su hermanito Josías, y Andrea Nájera. En un holgado reflejo de Adán y Eva, representaban una familia en sus interacciones con Dios y la tierra que les dio.

¡Los videos quedaron preciosos! Tanto que también los ofrecimos para la venta en DVD. Tanto que en la noche de la presentación, el público no podía decidir si ver las danzas en vivo o los videos proyectados sobre la pantalla.

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Para Adoremos en Honduras 2015, yo quedé asignado a Siguatepeque, la segunda ciudad del departamento de Comayagua. El Pastor Céleo Castañeda del Ministerio Mar de Galilea nos recibió para que diéramos el entrenamiento en sus instalaciones. Allá se nos unieron Raúl y Adalinda Guerra (pastores de MUNA en Siguatepeque) y Norman Alcerro, quien quería entrenar su gente nueva de Comayagua.

Pero posteriormente, por una palabra profética y por instrucción de Hermana Emma, fui reasignado a Catacamas, Olancho. Angie y Francis ya habían iniciado allí el trabajo, con el Pastor Ezequiel Vásquez de Iglesia de Santidad como su anfitrión. Y por esas cosas que el Señor hace, Jacobo acabó volando a Honduras y uniéndose al equipo de Catacamas. Con Alba, madre de Francis, se cerraba el equipo de cinco.

La familia política del Pastor Céleo vive en Catacamas, y amablemente nos hospedaron en una casa equipada hasta con piscina. Eduardo Chávez, pastor de jóvenes de Iglesia de Santidad, nos apoyó grandemente; nos llevó a conocer las Cuevas de Talgua y a comer tamalitos de elote frescos a la orilla de la carretera. ¡Uf, qué matequilla!

En Catacamas conocimos también a Adrián Rivera, un joven adorador de puro corazón que le metió más leña al altar. Es de esas personas que te hacen creer que sí hay esperanza. Con dos o tres como él en cada aldea, Dios transformaría Honduras.

El viernes 13 de noviembre del año 2015, a las 7 de la noche, levantamos 36 altares de adoración simultáneos, en el parque central de las dos principales ciudades de cada departamento de Honduras. Una vez más, el nombre del Señor fue glorificado en nuestra nación, y fue más que maravilloso.