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Amy y Katlyn tenían entrevistas periódicas con la oficina de Ballet Magnificat! Fue después de una de éstas que nos informaron que habían optado por no extender su estadía en Honduras por un segundo año. ¡Nos tomó por sorpresa! Cierto, hospedar misioneras extranjeras había resultado más complejo de lo que habíamos anticipado, pero creíamos que las habíamos tratado bastante bien. ¿Hicimos algo mal?
Lo cierto es que el Señor nunca me dijo que ellas estarían con nosotros para siempre; sólo que nos ayudarían a iniciar el departamento de danza de la Escuela de Artes. Viendo, pues, que sólo estarían con nosotros hasta mediados de año, comenzamos a preparar la clausura del semestre.
Doce canciones inéditas formaron el repertorio de Costas, el segundo disco de Adoremos. Incluía canciones escritas por Ana, Angie, Martín, Leo, Wendy, Manuel, Ian, Mari, y Aldo en La Lima, San Pedro Sula, La Ceiba, Santa Bárbara, Choluteca, Nacaome. Me satisface saber que varias de esas canciones habían sido desechadas por los chicos que las compusieron, pero los animé y presioné, tendiéndoles una mano en su difícil parto. Metiendo así mi cuchara, me gano un crédito como parte del equipo de composición (completamente sin valor monetario para cualquier fin práctico). Pero la satisfacción de haber ayudado a mis hermanos a sacar la canción que llevan dentro no tiene precio.
El concepto de Costas es que lograría concertar muchas de nuestras canciones con sabor internacional. Si nuestro primer disco era sobre la Revelación de Jesucristo, nuestro segundo sería sobre esa revelación llegando a todas las naciones de la tierra. Al igual que para Revelación, la presentación en vivo de Costas fue una revista musical - una hilera de números independientes sin un hilo narrativo. Hubo ballet, danza moderna, música en vivo, canto con pista, video... Un delicioso coctel de frutas.
Angie era quien se encargaba de mantener al día el cancionero de Adoremos. Toda nueva canción que escribíamos - en asamblea, en talleres, o en privado - Angie la agregaba a la base de datos. Un día me senté con ella para planificar los próximos discos que Adoremos produciría. Basados en una secuencia conceptual, programamos álbumes semestrales para tres años, con residuos para proyectos futuros. Plasmamos el resultado en una página web no-publicitada que usamos como una herramienta interna que hasta el día en que estoy escribiendo esto nos sigue sirviendo de brújula.
Después de Costas, le dijimos adiós a Amy y Katlyn, y comenzamos a visualizar el porvenir. En el mes de junio, la Escuela de Artes organizó el Campamento de Artes, con diferentes disciplinas enfocadas a desarrollar un proyecto general a lo largo del mes. Mientras tanto, preparábamos el nuevo sistema de trabajo de la Escuela. No tendremos misioneras de Ballet Magnificat!, pero el departamento de ballet no se detendría. Abbie logró contratar una maestra de ballet de una ciudad cercana para las clases avanzadas. Hansi Rodríguez y Vicky Hernández se alzaron al reto de instruir a nuestras niñas mejores.
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Tegucigalpa, Francisco Morazán19-20/09/14
Parecía increíble, pero estábamos por terminar con el levantamiento de altares en el parque central de las 18 cabeceras de Honduras. Programamos un gran cierre en Tegucigalpa, capital de Honduras. Además de llevar gente de IPV y MUNA, queríamos llevar adoradores de cada cabecera. Extendimos invitaciones a aquellos con los que el Espíritu Santo nos había unido durante nuestro recorrido. Les ofrecimos que si llegaban a Tegucigalpa, nosotros les daríamos hospedaje y alimentación.
No teníamos ni un centavo para hacerlo, pero era lo que el Señor quería. Así que nos pusimos a trabajar en varios frentes.
Por un lado, oramos por un anfitrión, y el Señor nos dio al Pastor Yobany Lara de Ministerios Camino Nuevo. Conscientes de que las condiciones en Tegucigalpa son distintas a las de otras ciudades, segmentamos el entrenamiento en varias sesiones en fechas distintas.
Cuando fuimos a la primer sesión, Abbie visitó a la Profeta Nerea de Osorto de Ministerio Tsebaoth. Siendo que ella era una antigua compañera de milicia de Hermana Emma, era importante para nosotros que ella nos diera su bendición. Además, su hija Melissa está casada con Joel Hernández, hijo del Hermano Ángel. Naturalmente, la Profeta Nerea es una mujer ocupada, y a Abbie le tocó esperar pacientemente. Pero logró salir de Tsebaoth con la bendición.
Mientras tanto, los entrenamientos en Camino Nuevo fueron en sí una bendición. De esas sesiones salieron las siguientes canciones:
- El Tabernáculo de Dios
- Cielo: ¡Gloria! Tierra: ¡Paz!
- Nombre Sobre Todo Nombre
- Qué Bueno Eres
- Cristo
- Digno y Santo Es el Señor
Desde la oficina, las Hermanas Ninfa de Martínez y Xenia de Musa trabajaron arduamente organizando los paquetes de transporte y alojamiento para los misioneros. La mayoría de los delegados departamentales y el equipo organizador viajaríamos en carro particular y nos hospedaríamos en un centro de retiros en El Hatillo, que aunque es en la montaña, tiene fácil acceso al parque central. La mayoría de los miembros de IPV viajarían en un bus contratado y se hospedarían cerca de la entrada a Tegucigalpa (para salir sin dificultad el domingo por la madrugada y llegar a tiempo a la reunión de MUNA). Algunos delegados, incluyendo a los hermanos garífuna de Sangrelaya, viajarían primero a La Lima, y de ahí se unirían al campamento de IPV.
Una vez que me enteré que el responsable de firmar el permiso para el parque central de Tegucigalpa era uno viejo compañero mío de la universidad - el organizador de la peña artística de la Escuela de Arquitectura, ni más ni menos - pensé que sería pan comido. ¡Error! Por la razón que fuera, el permiso estuvo trabado por mucho tiempo.
Pero en eso llevé a mi familia a pasar un fin de semana a Tegucigalpa y nos hospedamos en un bead & breakfast en El Picacho. Antes de subir, paramos en el que había sido mi supermercado en mis días universitarios. Por divina providencia, me encontré ahí a Marlon Urtecho, amigo olanchano y compañero de proyecto final en la Escuela de Arquitectura. Éste fue el mismo que me brindó la ruta corta entre Yuscarán y Juticalpa, así que ya sabía de mis misiones. Ahora él también estaba en el camino de Cristo y estaba interesado en ayudarnos con nuestro cometido.
Resulta que Marlon vivía ahora en El Hatillo, y nos invitó para que ese domingo fuéramos a su iglesia y luego a almorzar a su casa. Ahí conocimos a su linda familia y a unos amigos suyos. El amigo trabajaba para el gobierno y también se interesó por nuestro proyecto. Basta decir que la semana siguiente el permiso para el parque estaba firmado.
En La Lima, todos nos preparábamos para las dos noches de altar en Tegucigalpa. Además de la adoración libre y espontánea, cada noche resaltaríamos nueve cabeceras. En la bóveda de lona sobre el escenario proyectaríamos un paisaje de la ciudad y su nombre, mientras los delegados de esa ciudad nos acompañaban en la plataforma para cantar la canción que compusimos juntos meses atrás.
¿Qué puedo decir? Como evento de unidad del Cuerpo de Cristo, ¡fue maravilloso! Sentía que estaba en aquella escena del segundo libro de Samuel, cuando los líderes de las tríbus de Israel subieron a Hebrón para hacer pacto con David y decirle: Tú serás el soberano de Israel. Aquí veníamos adoradores de las principales ciudades del país para hacer pacto con el Señor Jesucristo y decirle: Tú serás el soberano de Honduras.
Una vez que me enteré que el responsable de firmar el permiso para el parque central de Tegucigalpa era uno viejo compañero mío de la universidad - el organizador de la peña artística de la Escuela de Arquitectura, ni más ni menos - pensé que sería pan comido. ¡Error! Por la razón que fuera, el permiso estuvo trabado por mucho tiempo.
Pero en eso llevé a mi familia a pasar un fin de semana a Tegucigalpa y nos hospedamos en un bead & breakfast en El Picacho. Antes de subir, paramos en el que había sido mi supermercado en mis días universitarios. Por divina providencia, me encontré ahí a Marlon Urtecho, amigo olanchano y compañero de proyecto final en la Escuela de Arquitectura. Éste fue el mismo que me brindó la ruta corta entre Yuscarán y Juticalpa, así que ya sabía de mis misiones. Ahora él también estaba en el camino de Cristo y estaba interesado en ayudarnos con nuestro cometido.
Resulta que Marlon vivía ahora en El Hatillo, y nos invitó para que ese domingo fuéramos a su iglesia y luego a almorzar a su casa. Ahí conocimos a su linda familia y a unos amigos suyos. El amigo trabajaba para el gobierno y también se interesó por nuestro proyecto. Basta decir que la semana siguiente el permiso para el parque estaba firmado.
En La Lima, todos nos preparábamos para las dos noches de altar en Tegucigalpa. Además de la adoración libre y espontánea, cada noche resaltaríamos nueve cabeceras. En la bóveda de lona sobre el escenario proyectaríamos un paisaje de la ciudad y su nombre, mientras los delegados de esa ciudad nos acompañaban en la plataforma para cantar la canción que compusimos juntos meses atrás.
¿Qué puedo decir? Como evento de unidad del Cuerpo de Cristo, ¡fue maravilloso! Sentía que estaba en aquella escena del segundo libro de Samuel, cuando los líderes de las tríbus de Israel subieron a Hebrón para hacer pacto con David y decirle: Tú serás el soberano de Israel. Aquí veníamos adoradores de las principales ciudades del país para hacer pacto con el Señor Jesucristo y decirle: Tú serás el soberano de Honduras.
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